El presidente de Argentina, Javier Milei, estrechó su mano por primera vez y en público con su homólogo brasileño, Lula da Silva, en un frío encuentro en el marco del G20, reflejo de la mala relación que mantienen.
El mandatario brasileño recibió personalmente a los líderes mundiales que comenzaron a llegar a la cumbre en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro. Y aunque a la mayoría los saludó con un abrazo, el encuentro con su par argentino fue diferente.
Con sus rostros serios, Lula y su esposa, Rosângela da Silva, estrecharon sus manos con Milei y su hermana, Karina, quien ocupa el cargo de secretaria general de la Presidencia en el Gobierno argentino.
Posteriormente los cuatro posaron para una fotografía oficial, tras lo cual Lula dio unas palmas al trasandino y le indicó el camino a seguir. Otro detalle que remarcaron algunos medios argentinos como Infobae: Lula se fotografió con todos los mandatarios de la mano, excepto con Milei.
Si bien ambos ya habían coincidido en el G7 llevado a cabo en Italia en 2023, en esa oportunidad no se les vio juntos.
Cabe señalar que Lula y Milei han tenido pésimas relaciones, principalmente por sus profundas diferencias ideológicas. Luego que el jefe de Estado brasileño apoyara la candidatura del peronista Sergio Massa en Argentina, Milei lo tildó de “corrupto”, “ladrón”, y de forma despectiva, “comunista”.
Ya consumado el triunfo de Milei en los comicios, Lula optó por no ir a la investidura en Buenos Aires, declinando la invitación que le había hecho previamente la entonces Canciller Diana Mondino, siendo Mauro Vieira, ministerio de Exteriores de Brasil, quien viajó a la capital argentina.
En aquella oportunidad Mondino desdramatizó la ausencia de Lula en la ceremonia, indicando que todos los presidentes tenían “una agenda complicadísima”.
Quien sí se hizo presente en la toma de posesión fue el expresidente Jair Bolsonaro, líder de la derecha conservadora brasileña quien mantiene una estrecha relación con Milei.
De hecho, cuando en diciembre pasado el presidente argentino viajó a Brasil, no se reunió ni con Luna ni con ningún miembro de Gobierno. Por el contrario, asistió a un congreso derechista organizado en la ciudad de Balneario Camboriú, donde se entrevistó precisamente con Bolsonaro.