El presidente argentino Javier Milei fue uno de los que más celebró (y rápidamente) la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Justo lo que en privado habrá hecho también su “enemigo” comunista, el ruso Vladimir Putin, porque así de raro puede ser el renovado mapa político cuando los intereses van más allá de los modelos económicos defendidos por cada uno.
La batalla cultural y política, lo simbólico, derriba fronteras. ¿O acaso el proteccionismo de Trump tiene algo que ver con el libre mercado sin intervención estatal que anhela Milei?
El triunfo del magnate de 78 años, quien volverá al poder y gobernará por segunda vez no consecutiva, como sólo Grover Cleveland lo logró en el siglo XIX, deja abierta una reconfiguración de las relaciones de la Casa Blanca con Sudamérica, Oriente Próximo y la guerra en Ucrania. Queda atestiguar a quienes envalentona en la disputa que se abrirá desde su asunción programada para el próximo 20 de enero. O quizá antes.
Milei, el aliado de Trump: “Make America (and Argentina) Great Again”
“@RealDonaldTrump, felicitaciones por tu formidable victoria electoral. Ahora, ‘Make America Great Again’. Sabes que puedes contar con Argentina para llevar a cabo tu tarea. Éxitos y bendiciones. Saludos cordiales”, publicó en X el argentino Milei apenas Fox News confirmó el miércoles que Trump había pasado los 270 votos del Colegio Electoral.
El admirador confeso de Trump, a quien pudo sonreírle directo a la cara en febrero pasado durante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Maryland y repetirá en breve, también reposteó una imagen de Inteligencia Artificial donde se lo ve dibujado como un león -su alter ego animal- junto a su ídolo. Para sumarle folclore yanqui al mensaje, añadió como canción en sus historias de Instagram el tema “YMCA” de Village People.
Milei es el socio estratégico de Trump en América Latina. Lo homenajea en el estilo discursivo, repite la retórica en contra del movimiento woke -al igual que referentes de la derecha como Giorgia Meloni (Italia)- y se muestra codo a codo con el colosal Elon Musk cada vez que puede.
Desde diciembre de 2023, el presidente argentino hizo 14 viajes al exterior: casi la mitad fueron a Estados Unidos. Quiere que el vínculo con el Despacho Oval sea una política de Estado. Su alineación es absoluta, tanto con la potencia norteamericana como con Israel, otro actor beneficiado ahora por la vuelta de Trump. Y ya lo demostró públicamente: quien no respete la sintonía, es expulsado.
Diana Mondino, la canciller argentina, votó en contra del embargo económico de EE.UU. a Cuba y perdió su puesto 30 minutos después el pasado 29 de octubre. Su reemplazo es, justamente, quien fuera hasta ese momento el embajador argentino en Washington, Gerardo Werthein, destacado empresario y hombre de confianza de los hermanos Milei.
Una relación carnal de Argentina y Estados Unidos, para completar el giro al menemismo de los años 90, justo en el marco de la pendiente resolución por fondos frescos del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la siguiente fase del plan económico del ministro Luis Caputo y la recuperación del acceso al financiamiento internacional.
Lo paradójico del asunto es que Milei quiere a Trump, pero sus políticas no lo benefician del todo. El dólar más fuerte -1,7% el miércoles poselectoral- significa también monedas emergentes, como el peso argentino, más débiles, a lo que se suma una eventual suba de los aranceles a la importación.
Ante este escenario, el renovado arreglo de Argentina con el FMI podría atenuar los efectos del tan prometido proteccionismo del republicano. Los activos argentinos, de todos modos, reaccionaron al alza.
Más allá de las maquilladas diferencias, desde Argentina insisten con la alianza Milei-Trump, ampliada a Musk, el nexo entre ambos conservadores. En la región, le resisten en la otra trinchera Lula da Silva (Brasil), Gustavo Petro (México), Claudia Sheinbaum (México) y Gabriel Boric (Chile).
Como guiño cómplice de la administración libertaria hacia el nuevo Washington, el flamante canciller Werthein destacó en el canal LN+ que a partir de ahora los dos países coincidirán en impulsar “las ideas de la libertad”: “Trump sostiene que hay que promover las ideas de la libertad, el equilibrio fiscal. Uno nunca va a ser libre si tiene déficit. Es un pilar para que los países puedan ser libres”.
El entusiasmo tiene fecha de maduración: recién en enero se sabrá quién será el secretario del Tesoro de Trump y su representante en el FMI.
Milei viajará a EE.UU. en los próximos días y verá al republicano en Mar-a-Lago, Florida, nuevo escenario de la cumbre de la Conferencia de Acción Política Conservadora, donde será orador. Estarían, además, Elon Musk y el senador y futuro vicepresidente, J.D. Vance. Luego, Trump abriría a Milei las puertas de su residencia para una reunión privada.
Rusia y Oriente Próximo: el nuevo mapa con Trump
Los demás aliados internacionales de Trump son líderes nacionalistas, pero poco tienen que ver con la visión económica del “león” argentino.
El presidente ruso Vladimir Putin, por ejemplo, nunca dio apoyo explícito al republicano, pero se sabe que ambos mantienen una estrecha relación desde el primer mandato entre 2016 y 2020. “Me llevo muy bien con él”, dijo recientemente el magnate de 78 años.
Entre las jugadas posibles, Trump podría amagar con abandonar la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), en pos de que los europeos firmen un acuerdo con Putin sobre Ucrania, e impedir la adhesión del país liderado por Volodímir Zelenski. Sobre el conflicto bélico en específico, hasta quiera forzar un alto al fuego entre Kiev y Moscú, pero favorable al reclamo territorial de Putin.
En los eventos de Oriente Próximo, Trump siempre defendió a Israel, justo lo que necesita el primer ministro Benjamin Netanyahu. Su rechazo tajante a Irán seguramente ratifique una ofensiva militar en el Líbano contra Hezbolá.
En 2018, durante su primer mandato, el republicano suspendió la ayuda financiera para la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés) con el objetivo de prohibirle las operaciones en territorio controlado por Israel. Además, quitó fondos para proyectos de desarrollo en Cisjordania y Gaza y cerró la oficina de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Washington.
Netanyahu está expectante de los eventuales beneficios. Como hizo Milei en X, la oficina del primer ministro israelí escribió directo a Trump: “Tu histórico regreso a la Casa Blanca ofrece un nuevo comienzo a Estados Unidos y una vuelta al compromiso con la gran alianza entre Israel y Estados Unidos. ¡Es una gran victoria!”.
Mientras los jugadores mueven ansiosos sus fichas, Trump ya advirtió en su primer discurso como triunfador: “No queremos guerras. Yo no voy a empezar una guerra, yo las voy a detener”.