La irrupción de militares en el Palacio Presidencial de Bolivia la tarde del martes, liderados por el destituido Comandante general del Ejército, Juan José Zuñiga, marca un nuevo capítulo en la inestabilidad que ha imperado en el país altiplánico.
Son varias situaciones las que han provocado el descontento de diversos sectores en la población, polarizando al Gobierno y creando un enfrentamiento entre el presidente Luis Arce y el exmandatario Evo Morales por el liderazgo del partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS).
“Hay una crisis sistémica en el país desde hace un tiempo”, señala a BioBioChile Vanessa Cárdenas, académica del Observatorio de Asuntos Internacionales de la Universidad Finis Terrae, agregando que ésta se potencia “por una mala actuación del gobierno, especialmente en términos económicos y que tiene muy molesta a la población”.
En ese sentido, añade, apunta a una “falta de dólares, falta de combustibles y el alza en los precios de los alimentos”. A esto se suma un quiebre entre el expresidente Morales con Arce, “lo que se ha traducido en encuentros en la cúpula del partido MAS y que viene dado por este deseo de Morales de ser nuevamente candidato a presidente”.
“Por otro lado está la nueva presidencia del MAS que le pone fin a 37 años de liderazgo de Morales en el partido y que de alguna manera genera un quiebre en el partido oficialista y entre el expresidente y el presidente actual, con Morales incentivando una serie de paralizaciones, por ejemplo de los transportistas y de algunos movimientos sociales”, puntualizó.
“El presidente Arce ha dicho que ya se se estaba moviendo algo para generar una crisis estructural, un tipo de golpe blando en el que se acortara su mandato”, mencionó la experta. “Están los militares, liderados por el general Zúñiga, quienes dijeron que iban a hacer valer la Constitución y que no estaban de acuerdo en que Morales nuevamente vaya a la presidencia y que culmina con la destitución de este comandante el martes y luego con la movilización que vimos ayer”, detalló.
“Difícilmente lo podríamos catalogar como un golpe de Estado, porque en ningún momento se desconoció la figura del presidente Arce, y las declaraciones iban en el sentido de mostrar la inconformidad de las Fuerzas Armadas, o de una parte de las Fuerzas Armadas y sobre todo de la Policía Militar, en contra de estos sucesos de las últimas semanas y de la postulación principalmente de Morales”, manifestó.
En tanto, Gilberto Aranda, académico de Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, añadió que lo ocurrido el miércoles es parte de la coyuntura crítica aunque explicó que también hay condiciones estructurales. “Hay razones económicas y políticas”, lanzó.
“En la económica está la escasez de divisas internacionales que ha propiciado un mercado negro al alza. También tiene que ver con los problemas para exportar gas e importar petróleo, y todo eso desemboca en un malestar general de la población”, puntualizó.
“Pero al mismo tiempo hay una tormenta política provocada por la fragmentación del oficialismo. El Movimiento al Socialismo tiene tres alas, de las cuales dos son bien claras, que son la confrontación directa que hay entre el presidente actual, Arce, y el expresidente Morales, quienes están peleados a muerte”, remarcó el profesor titular de la U. de Chile.
“Y eso por supuesto que es una coyuntura que hace posible el aventurismo militar como el que vimos. Pero no hay que olvidar que también hay otra facción que es la de David Choquehuanca, que es el que controla el mayor grupo de de escaños dentro del MAS en la Asamblea Boliviana”, dijo.
Aranda señaló que en Bolivia, “el músculo militar es un actor político muy relevante, que protagonizó más de 12 golpes de Estado entre 1920 y 1980, y que protagonizó asonadas militares una vez recuperada la democracia”.
“Entonces hay una autonomía del actor militar que hoy la vemos bien clara, con un general que podría haber sido llamado a retiro mucho antes, pero que de alguna manera se ha acercado al poder político en diferentes momentos”, expresó.