El secuestro del exmilitar venezolano Ronald Leandro Ojeda Moreno (32) en Chile, despertó un verdadero pánico entre los disidentes militares de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) que huyeron de su país.
Además de escapar a Chile, hay cientos de exmilitares venezolanos que viven en Brasil. Según estimaciones extraoficiales de fuentes de la oposición, serían más de 900 las personas que están en esta condición.
Uno de estos ex soldados habló con el medio O’Globo, bajo condición de anonimato para resguardarse de Nicolás Maduro y el régimen que lidera.
Todo lo anterior, ya que “el miedo lo llevó a mudarse de casa en medio de la noche, cambiar a sus hijos de escuela y cambiar todos los hábitos familiares”.
Las imágenes de Ojeda siendo tomado por personas que simulaban ser parte de la PDI chilena, a las 3:15 am del miércoles pasado, fueron “una pesadilla que se hizo realidad”.
“Desde que estoy en Brasil tengo miedo de ser secuestrado o asesinado. Cuando le dije esto a las autoridades brasileñas me dijeron que estaba exagerando. Ahora el caso de Ojeda confirmó que nuestro temor está justificado”, añadió el exmilitar venezolano.
“Estamos tratando con criminales”, dijo el hombre que, al igual que Ojeda, huyó de las Fanb y fue acusado de traición a la patria por el gobierno de Maduro.
Este militar, que como muchos otros vive en Brasil como refugiado político, se comunicó con las autoridades brasileñas para advertir sobre posibles incidentes como los ocurridos en Chile.
“Vivimos el peor momento de nuestras vidas”, dicen los exmilitares venezolanos
Según otro de estos militares, todos están viviendo “el peor momento de sus vidas” desde que abandonaron su país.
“Todos pensamos que podemos ser los siguientes en la lista, y también estamos seguros de que Ojeda nunca volverá a aparecer vivo”, dijo, antes de enterarse que el cuerpo de Ronald fue hallado en una maleta.
Se trata de un hombre que evita usar la red de WhatsApp (la mayoría de los militares venezolanos prefiere Telegram), no participa en grupos grandes y prefiere comunicarse por llamadas.
Gran parte de los desertores del ejército venezolano, que vive en Brasil, están disperso por todo el país pero la mayoría se concentran en el sur y sureste del país.
La puerta de entrada para todos era el estado de Roraima, que limita con Venezuela. Desde allí, los ex militares partieron a estados como Paraná, Santa Catarina, Sao Paulo, Rio Grande do Sul y el Distrito Federal.
Muchos están trabajando en cualquier tipo de oficio y ahora se dedican a pasar sus vidas junto con sus familias.
“Vivimos con miedo, siempre ha sido así. Pero lo que le pasó a Ojeda levantó ese miedo a su máxima potencia”, subraya la fuente.