Argentina definirá este domingo, a partir de las 8:00, quién será el presidente por los próximos cuatro años en un balotaje entre el candidato peronista del oficialismo, Sergio Massa, y el libertario Javier Milei. La elección se perfila como la más trascendente de los últimos 40 años de democracia, no solo porque definirá un rumbo, sino porque se desarrollará en medio de un marcado agotamiento del sistema de representación política y del malhumor social por los malos resultados de la economía en las últimas décadas.
Los candidatos llegan en un escenario de incertidumbre en el que los sondeos muestran una leve ventaja a favor del candidato libertario, aunque la elección está lejos de estar definida. De hecho, será clave la participación de los indecisos y para qué lado se incline la mayoría de ese colectivo. Quienes todavía hoy no han definido su voto rondan entre los 8 y 10 puntos. Una cifra capaz de volcar cualquier resultado. Los votos en blanco también serán decisorios.
La campaña transcurrió en un clima enrarecido, marcado por fake news, amenazas y activismo en redes sociales con el objetivo de viralizar recortes y dañar al adversario. Milei sostuvo en más de una oportunidad que hubo “fraude”. Simpatizantes del espacio agitaron en redes la denuncia mostrando distintos telegramas.
En ese marco, Karina Milei presentó días atrás una denuncia señalando que agentes de Gendarmería habían cambiado urnas alterando el resultado de las elecciones. Pese a ello, al ser citado a declarar, el apoderado de La Libertad Avanza (LLA), Santiago Viola, reconoció que la presentación se realizó “sin pruebas”.
La instalación por parte de LLA de la posibilidad de fraude genera dudas sobre el reconocimiento de los resultados. Muchos más si se trata de una elección que se definirá “voto a voto”.
En un hecho inédito, la Justicia Electoral convocó ayer a apoderados de los dos espacios con el objetivo de apaciguar los ánimos y llegar a los comicios en el mejor clima posible. LLA tampoco entregó a la Justicia Electoral las boletas aduciendo desconfianza y señalando que sus fiscales serían los encargados de llevar las boletas hasta el cuarto oscuro.
En tanto, la carrera presidencial de Massa mostró a Unión por la Patria (UxP) homogéneo y sin fisuras, con todas las vertientes del peronismo encolumnadas detrás de la figura del ministro-candidato. El talón de Aquiles ha sido la economía, la altísima inflación y la faltante de dólares que comienza a resentir los niveles de actividad económica.
Todos los consultores coinciden en que esta es una elección de “cambio”. Es por ello que Massa ha hecho malabares para despegarse del Gobierno, que él integra, y mostrarse como una opción de futuro logrando a su vez desde lo discursivo plebiscitar las propuestas de Milei. Cristina Kirchner y Alberto Fernández no participaron de la campaña.
En el comando de UxP creen que será una elección reñida y que la definición estará en los indecisos, el nivel de participación y la fiscalización, que en la Provincia de Buenos Aires será clave. El otro punto fuerte estará en las provincias del norte. Saben que en provincias de la región central como Córdoba y Mendoza la derrota será dura.
Massa convoca a construir “gobierno de unidad nacional” y llamó a ponerle fin a “la grieta”. En contrapartida, Milei promete avanzar con la dolarización y el fin del Banco Central.
En tanto en el campamento libertario entienden que podrán tener un triunfo con alguna ventaja un poco más holgada. Entre las PASO y las generales Milei prácticamente no creció, lo que obligó al candidato libertario a ir en busca de los votos de Patricia Bullrich. Lo hizo por medio de un acuerdo con Mauricio Macri, lo que trajo ruido dentro y fuera del espacio. El acuerdo con Macri obligó a Milei a abrazar el “cambio” y reavivó su “antikirchnerismo”.
El PRO puso a disposición su estructura territorial, sobre todo en la Provincia de Buenos Aires. La campaña de Milei exhibió descoordinaciones y tuvo que ratificar en más de una ocasión sus propuestas. También se vio obligado a aclarar que el PRO no formará parte de su gobierno, aunque en el partido fundado por Macri lo ponen en duda.
Quien hoy resulte ganador se encontrará con un Congreso fragmentado, en el que será imprescindible alcanzar los acuerdos. El peronismo quedará mejor posicionado en el Senado, aunque sin quórum propio. En Diputados el escenario es aún más fragmentado. El peronismo será la primera minoría aunque Milei llega con 40 diputados, pudiendo sumar sectores del PRO, como Cristian Ritondo. Tampoco está claro si los diputados electos por LLA permanecerán en el espacio.