Los especialistas advierten que si el país no invierte la curva descendiente de su producción, en unos años podría convertirse en un importador neto de gas.
En menos de 10 años, la producción diaria de gas en la nación altiplánica ha caído en un 37%.
“Falta de inversión”
Álvaro Ríos, consultor y exministro de energía en el gobierno de Carlos Mesa, estima que Bolivia no ha invertido lo suficiente en nuevos yacimientos.
“Bolivia descubrió cantidades de gas importantes hace 20 o 25 años atrás, en cuatro o cinco mega campos. Entonces el país llegó a producir casi 62 millones de metros cúbicos de gas por día en el año 2014, 2015″, dice.
“Y lo que pasa es que no se ha explorado lo suficiente como para reponer lo que se estaba utilizando”, agrega.
Según Ríos, esto se debe a una “falta de inversión: el modelo boliviano, por el sistema impositivo que se impuso con la nacionalización, cobra demasiados impuestos en la renta que le cobra a las empresas que invierten, y las inversiones que ha hecho la empresa estatal han sido muy escuetas, muy pequeñas”.
“Encrucijada”
El Gobierno anunció 670 millones de dólares de inversiones para actividades de exploración para reactivar los nuevos campos de gas. ¿Será suficiente? ¿Tiene Bolivia la capacidad financiera de relanzar su producción o tendrá que trabajar con empresas extranjeras?
“En realidad, la empresa estatal ha propuesto varios planes exploratorios, pero la verdad es que se encuentra en una encrucijada, diría yo, porque no tiene los recursos para perforar 20 pozos por año que se necesitan para reponer reservas”, indicó Ríos.
“El capital internacional no ve el sistema impositivo boliviano y el marco regulatorio como atractivo para ir por nueva exploración”, sostuvo.
“Las empresas que se han quedado operando en Bolivia, como Repsol, Total, Petrobras y alguna otra, incluso Gazprom, es porque teníamos ya descubiertas las reservas y había que desarrollarlas. Básicamente el capital internacional ha desarrollado reservas, pero no ha repuesto reservas”, mencionó.
A este declive se suman los proyectos de Argentina. El país vecino es uno de los principales clientes del gas boliviano, pero quiere autoabastecerse con el yacimiento de Vaca Muerta.