Las tensiones al interior del MAS, que desde finales de 2021 han sido una avalancha de acusaciones entre “evistas” y “arcistas”, han tocado el corazón de la Administración de Arce, con Morales como el principal crítico.
El que se ve “es un Gobierno del MAS fracturado” que “está debilitado” y “en lucha (interna) por intereses”, indicó a EFE el politólogo e investigador de la estatal Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz Franklin Pareja.
El martes pasado, el Parlamento aprobó la censura contra Del Castillo con 101 votos de los 144 legisladores presentes en una interpelación por un caso de tráfico de vehículos robados en Chile que se vendían en Bolivia, en el que resultaron implicados algunos jefes de la Policía.
La censura, que implica la destitución de la autoridad de acuerdo a la Constitución, fue respaldada por los legisladores “evistas” y los de las opositoras Comunidad Ciudadana (CC) y Creemos, mientras que el apoyo de los “arcistas” fue insuficiente.
Sin embargo, dos días después, Arce destituyó y después ratificó a Del Castillo en el cargo amparándose en que la carta magna le otorga la atribución exclusiva de designar a sus ministros, aunque sus críticos consideraron que violó la Constitución.
La tensión llegó al punto de que el día de su ratificación, Del Castillo dijo que Morales está “totalmente cambiado” y que “la revolución es más grande que una persona y sus apetitos electorales”.
Por su parte, el exmandatario y líder del MAS responsabilizó al ministro de Gobierno (Interior) de “cualquier atentado” contra su vida.
Respuesta a más censuras
A juicio de Pareja, al restituir a Del Castillo, Arce buscó poner “un alto” a futuras censuras del Legislativo que sean “un mecanismo para ir cercenándole más ministros de su gabinete”.
“El Gobierno va a estar en un proceso de franca debilidad (y) los que piensan que el presidente ha actuado con firmeza, con poder, en realidad lo que tienen es un presidente más débil”, consideró.
Esa debilidad pasa por la representación del Ejecutivo en el Legislativo, puesto que con la oposición y los “evistas” en contracorriente, es la primera vez en cuatro periodos presidenciales que un Gobierno del MAS afronta tal dificultad.
Como se ha visto antes, esto puede significar un escollo en el momento en que el Ejecutivo plantee la aprobación de algunas leyes.
Arce y su Administración se han distanciado de la cúpula del MAS, presidida por Morales, mientras que el ex jefe de Estado ha puesto en duda la lealtad del Gobierno con el partido, aunque los “arcistas” aseguran que siguen sus principios ideológicos.
Para Pareja, el “evismo” ha optado por darle los “respaldos mínimos” a Arce y esa distancia del mandatario respecto al MAS “le puede generar un costo político”.
Escalada de tensiones
El Gobierno asegura que la ratificación de Del Castillo fue constitucional, pero los “evistas” y la oposición consideran que Arce se negó a acatar una determinación del Legislativo.
A entender de Pareja, es posible que el bloque de Morales se comporte de manera más “radical” y que, para contrarrestar esa arremetida, el presidente responda de igual manera, “con dureza” contra los “evistas”.
Del Castillo ha sido uno de los ministros más resistidos por los “evistas” y Morales, ya que ese bloque desde fines de 2021 pidió cambios en el gabinete de Arce, algo que el presidente no hizo y desde ahí comenzó la división oficialista.
A esto siguieron numerosas acusaciones de Morales y sus parlamentarios cercanos contra el Gobierno por hechos de supuesta corrupción y narcotráfico, traición al MAS y de entregar “prebendas” a los dirigentes de las organizaciones sociales para que apoyen a Arce.
El partido oficialista tiene previsto para octubre un congreso en el trópico de Cochabamba, bastión político y sindical de Morales, para escoger a la nueva directiva nacional, con la perspectiva de reelegir de nuevo al expresidente como su máximo líder.