La justicia en Argentina sospecha que Adrián Martínez Moreira (33) es un impostor serial, quien resultó ser un falso hijo de paraguayos secuestrados por un comando policial del dictador Alfredo Stroessner.
Según detallan medios internacionales, bajo esa identidad logró engañar tanto al Estado argentino como a víctimas reales del régimen militar.
Y esto no queda aquí, ya que este pasado miércoles Martínez Moreira fue procesado como presunto jefe de una asociación ilícita.
La anterior, destinada a falsificar pruebas en juicios por crímenes de lesa humanidad en busca de un beneficio económico.
Según lo detalló el diario El País, pesan sobre él los cargos de falso testimonio, estafa y fraude a la administración pública por 62 hechos.
La Secretaría de Derechos Humanos de Argentina, querellante en la causa, asegura que los hechos son muchos más y que de ser hallados culpables, les corresponde una pena de prisión efectiva.
“Su verdadero nombre es Matías Ezequiel López y nació en 1993″, dijo el director nacional de Asuntos Jurídicos de la citada secretaría, Federico Efrón.
Según su carnet de identidad, en cambio, se llama Adrián Martínez Moreira y nació en 1986.
Argentina: el falso hijo de desaparecidos no era Adrián, era Matías
El director de Asuntos Jurídicos revela que se trata de una investigación muy difícil por la naturaleza misma de la dictadura.
“En ese espacio gris él metió información falsa”, sostuvo.
Entre las evidencias aportadas hay constancias de juzgados federales falsificadas y declaraciones de víctimas reales adulteradas con nombres ficticios.
Una de estas declaraciones fue la que permitió a los investigadores empezar a tirar del hilo.
Para sustentar su relato Moreira inventó una declaración de Adriana Calvo, sobreviviente de un centro clandestino de detención cuyo desgarrador testimonio en el Juicio de las Juntas se popularizó en la película Argentina, 1985.
Moreira dijo que Calvo había dado el testimonio que ahora citaba ante la justicia alemana en 1999, pero era falso. La mentira no se supo hasta mucho después, porque Calvo en ese momento ya había fallecido.
Todas las fuentes consultadas se muestran sorprendidas por la gran habilidad de Martínez Moreira para engañar y ganarse la confianza de sus interlocutores.
En 2014, consiguió que un juez civil le otorgase la identidad que reclamaba como suya en tanto que hijo de militantes paraguayos desaparecido sin necesidad de presentar una prueba de ADN.
Según el relato convalidado por la justicia en ese momento, sus padres fueron secuestrados en 1988 y él, con dos años, fue apropiado por un militar argentino.
Una investigación posterior llevada a cabo por la Unidad especializada para casos de apropiación de niños contradijo esta versión.
Los datos que había proporcionado eran falsos, los años no coincidían y hasta encontraron a su hermana biológica, pero Martínez Moreira se opuso a hacerse una prueba genética que habría enterrado de forma definitiva la farsa.
Aún desenmascarado, su actitud se mantuvo igual.