Si bien la crisis política en Perú lleva varios años, la salida de Pedro Castillo del poder y la toma del mando por parte de Dina Boluarte el 7 de diciembre pasado generó un estallido de protestas, muertes y convulsión social que lleva dos meses sin dar tregua, mientras el pueblo andino pide su renuncia.
La salida a este capitulo de la historia peruana no se ve nada fácil.
Dina Boluarte asumió el mando en Perú en su calidad de vicepresidenta, para completar el periodo de Castillo hasta 2026.
Pero las protestas exigiendo su renuncia hicieron que recurriera al Congreso para anticipar las elecciones generales para abril de 2024.
Los peruanos en las calles no estuvieron de acuerdo con la fecha y siguieron presionando, en una confrontación que ha dejado más de 60 muertos.
El último intento de Boluarte de adelantar los comicios para octubre de este año fracasó el viernes pasado y de paso el Parlamento postergó la discusión eleccionaria hasta el próximo año.
Para los manifestantes, que siguen en pie de lucha, hay dos opciones: Boluarte dimite, se llama a elecciones y se calman las cosas, o las protestas continúan sumando muertes, bloqueos, desabastecimiento e inestabilidad.
Así lo plantea Gerónimo López, secretario general de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP).
“Lo único que puede dar solución a la convulsión que se vive en este momento es la renuncia de Dina Boluarte, si ella anuncia su salida por la paz del país, calmaría los ánimos del pueblo. Pero si no renuncia se agudizará más la situación”.
Perú, entrampado en “una simultaneidad de crisis políticas”
Para el cientista político peruano Carlos Meléndez, lo que vive Perú es mucho más difícil de desenredar, no basta la renuncia de Boluarte.
“Este es un escalamiento de la crisis que viene de 2016. En este momento, es más aguda y con cada vez más actores. Es una situación esperable y difícil de comprender fuera de Perú, porque aquí hay una suerte de simultaneidad de crisis políticas”, dice.
“En Perú, conviven la territorialización del conflicto como en Bolivia, la inestabilidad presidencial que tuvo Ecuador, el legado de una guerra civil con narcotráfico como en Colombia y la izquierda movilizándose para terminar con la constitución de la dictadura, como en Chile. Esto hace que el caso peruano sea tan peculiar”, explica.
Según Meléndez, para la actual crisis peruana “no hay una salida a la vista, pero a corto plazo hay dos caminos posibles”.
Por un lado, “que el Ejecutivo cambie, ya sea por renuncia o destitución de parte del Congreso, pero en este instante no existe la voluntad política en ese sentido”, constata.
“La otra posibilidad es que las protestas sociales sigan incrementándose de tal manera que presionen a uno de estos dos actores a cambiar de decisión. Todo depende de si otros actores que respaldan al gobierno deciden que llegó el momento de restarle apoyo al Ejecutivo”, agrega.
Visto así, “todo está literalmente suspendido en el aire”.
Eventual renuncia de Dina Boluarte futuras elecciones
A pesar de lo confuso que resulta el devenir político peruano, existe cierto consenso sobre que la solución más rápida para lo que se vive hoy en Perú sería la renuncia de Boluarte, pero ¿por qué no dimite?
José Carlos Requena, analista político del diario El Comercio de Perú, apunta a que Boluarte “tendría temor de lo que le pueda pasar si pierde las inmunidades y por eso no renunciaría”.
“Pero no hay duda de que la salida rápida sería que, ante la imposibilidad de que el Congreso se ponga de acuerdo, la presidenta renuncie, forzando la convocatoria de elecciones en un lapso de entre cuatro a nueve meses, que debe darse de forma inmediata según la Constitución”, dice.
“Es un hecho que tendremos elecciones anticipadas porque una situación como la actual es insostenible hasta el 2026, la pregunta es cuándo serán esas elecciones”, agrega.
Requena advierte, no osbtante, que una nueva elección general es, apenas, el próximo paso lógico en esta crisis.
“Los comicios pueden ayudar a que la solución empiece pero no va a ser una solución final, porque incluso podrían llevarnos a un mayor deterioro, si se repite lo ocurrido en la última elección, con dos candidaturas prácticamente empatadas, en lo que sería un escenario muy similar al del 2021″, finaliza.