El 55% de los brasileños considera al expresidente Jair Bolsonaro responsable por los asaltos golpistas del domingo contra las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema, según una encuesta divulgada este jueves por la firma Datafolha.
De acuerdo con el sondeo, que escuchó a 1.214 personas entre martes y miércoles en diferentes ciudades y tiene un margen de error de tres puntos porcentuales, el 38% considera que el líder ultraderechista tuvo “mucha responsabilidad” en los ataques y un 17% que tuvo “un poco de responsabilidad”.
El 39% afirmó que el exjefe de Estado, que viajó a los Estados Unidos dos días antes del fin de su mandato para no tener que entregarle la banda presidencial a Luiz Inácio Lula da Silva, no tuvo ninguna responsabilidad y el 6% no supo responder.
El exmandatario, que hasta ahora se ha negado a reconocer la victoria de Lula en las presidenciales de octubre tras haber puesto en duda durante toda su campaña la fiabilidad del sistema electrónico de votación de Brasil, criticó tibiamente los asaltos del domingo, afirmando que “escapan de la regla”.
Según Lula, los ataques fueron practicados por miles de bolsonaristas radicales que, así como su líder, desconocen el resultado de las elecciones y quieren desalojarlo del poder a la fuerza.
De acuerdo con el sondeo, el 45% de los brasileños está de acuerdo con la afirmación de Lula en el sentido de que Bolsonaro estimuló los actos violentos, pero el mismo porcentaje dice estar en desacuerdo con la acusación.
En los asaltos sin precedentes del domingo, miles de bolsonaristas radicales invadieron y vandalizaron las sedes de los tres poderes, en las que permanecieron cerca de cuatro horas hasta ser desalojados por la Policía.
De acuerdo con resultados de la encuesta que fueron anticipados el miércoles por Datafolha, el 93% de los brasileños condena los actos antidemocráticos, frente a un 3% que se mostró favorable, un 2% que se dijo indiferente y un 1% que no supo responder.
El 82% de los entrevistados respaldó la decisión de Lula de nombrar un interventor para asumir la seguridad de Brasilia ante la supuesta omisión de algunas autoridades de la capital federal frente a los ataques.