Miles de toneladas de cocaína colombiana salen de Ecuador hacia el mundo en medio del desangre entre bandas locales al servicio de mafias internacionales, que les surten armas. Así entró el país de 18 millones de habitantes al cada vez más globalizado mercado de las drogas.
“La cocaína que sale de los puertos de Ecuador va a todo el mundo, principalmente a Estados Unidos y Europa, pero también a Asia y Australia”, asegura a la AFP Chris Dalby, investigador del centro de estudios Insight Crime.
Sin grandes plantaciones de narcocultivos o laboratorios para el refinamiento de cocaína, por Ecuador se mueve la droga que se procesa en Colombia y Perú. Respectivamente, sus vecinos producen al año 1.400 y 400 toneladas, según estimativos de la ONU.
Proveedores y destinos de Ecuador
Ecuador “es un punto de salida natural para la cocaína colombiana”, agrega Dalby.
Antes del acuerdo de paz y la desmovilización de las FARC, la guerrilla que por décadas ejerció el control de las zonas cocaleras y medió entre campesinos y narcotraficantes, las bandas ecuatorianas movían la droga “desde la frontera hasta varios puertos”, añade.
Pero los rebeldes disidentes que se mantuvieron en armas comenzaron a producir la droga ellos mismos “en el sur de Colombia” y pasarla por “río o por carretera a Ecuador”.
Al tiempo que organizaciones ecuatorianas tejieron alianzas con poderosas familias que controlan los narcocultivos en Perú, según un estudio del Observatorio Colombiano de Crimen Organizado (OCCO).
De acuerdo con un informe de la ONU, Ecuador fue en 2020 el tercer país con más decomisos de cocaína. Fueron unas 92,5 de las 1.424 (6,5%) toneladas incautadas en todo el mundo. Adelante están Colombia (41%) y Estados Unidos (11%).
Según el OCCO, además de mafias colombianas, en Ecuador operan los carteles de Sinaloa y de Nuevo Jalisco, de México.
También se ha detectado la actividad de emisarios del Clan de los Balcanes, conformado por albaneses, rusos, croatas, montenegrinos y serbios.
En alianza con los disidentes de las FARC, la guerrilla del ELN o con el Clan del Golfo, la mayor banda narco de Colombia, los europeos organizan el transporte de la droga hasta Ecuador, donde está la percepción de que los controles de las autoridades son más flexibles.
Se trata de una “fragmentación” del negocio entre diversos compradores y vendedores, dice Mathew Charles, autor de la investigación del OCCO. Antes, el monopolio de los negocios en Colombia lo tenía la temida ‘Ndrangheta’ de Italia.
“Santuarios” y técnicas
La batalla en las cárceles, convertidas en centros de operaciones del narco, dejan cerca de 400 muertos desde febrero de 2021.
“Las bandas locales también informaron al OCCO que los mexicanos han utilizado con frecuencia la entrega de armas, en lugar de dinero en efectivo como pago por sus servicios. Esto ha aumentado su capacidad violenta y ha hecho más sangrientas sus rivalidades”, señala la investigación.
Los puertos y ciudades cercanos al Pacífico atraen a la mafia. De sur a norte, sus tentáculos llegan a localidades como Guayaquil, Salinas, Manta, Puerto Bolívar, Esmeraldas (cerca a la frontera con Colombia) y Chone, génesis de Los Choneros.
Se trata de bastiones del narco que están “bajo una dinámica” de ataques armados constantes, apunta el coronel en retiro Mario Pazmiño, exjefe de la inteligencia de las fuerzas militares ecuatorianas.
Los grupos “tratan de controlar estos santuarios a los que se denominan ‘microestados’ en diferentes partes del territorio nacional, especialmente en las provincias de entrada y de salida de la droga”, agrega.
Cuando no los enfrentan o los eluden, la mafia corrompe a policías y militares.
“A menudo” la mercancía va escondida “en contenedores de banano”, el producto estrella del país, según Dalby.
El OCCO ha identificado todo tipo de artimañas para camuflar y sacar la cocaína: desde lanchas rápidas y empresas fachada que la ocultan en cargamentos legales, hasta traficantes que hacen agujeros en contenedores para hacerle espacio al polvo blanco.