El exjuez Sergio Moro, quien en su etapa como magistrado encarceló al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y después fue ministro de Justicia en el Gobierno de Jair Bolsonaro -con quién más tarde se enemistó-, logró un escaño en el Senado brasileño en las elecciones legislativas de este domingo.
Moro, el otrora símbolo de la lucha anticorrupción en Brasil, incluso quiso presentarse a las presidenciales, pero finalmente su partido, Unión Brasil, le obligó a desistir de ello; y hoy se impuso con un 33,7% de los votos por el estado de Paraná (al sur), con un 98,2% de las urnas escrutadas.
El hoy exjuez quedó por delante de Paulo Martins, que era el candidato más próximo a Bolsonaro (29,1%); Alvaro Dias (23,9%); y Rosane Ferreira (8,0%).
Moro consiguió el asiento que se disputaba en el estado de Paraná, desde donde juzgó en primera instancia los casos de la Operación Lava Jato, que en 2014 destapó una trama de corrupción en la estatal Petrobras, y encarceló a empresarios y políticos, entre ellos a Lula, quien pasó 580 días en prisión.
Otro de sus aliados en la Lava Jato, el entonces fiscal coordinador de esa operación, Deltan Dallagnol, fue elegido diputado federal, siendo el más votado de Paraná, por delante incluso de la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, según los resultados oficiales.
En estas elecciones legislativas también se presenta la esposa de Moro, Rosângela Moro, quien es candidata a diputada federal por el estado de Sao Paulo.
La Operación Lava Jato entró en desgracia a partir del momento en que la Corte Suprema anuló muchos de esos procesos por problemas de jurisdicción y, además, declaró que Moro no fue “imparcial” en causas movidas contra Lula, quien previsiblemente disputará una segunda vuelta de las presidenciales ante Bolsonaro.
Moro abandonó la judicatura para convertirse en 2019 en el ministro de Justicia de Bolsonaro, quien había ganado las elecciones del año anterior y este año aspira a renovar su mandato por otros cuatro años.
Sin embargo, renunció al cargo en abril de 2020, enemistado con el jefe de Estado, al que acusó de interferir políticamente en la Policía Federal para favorecer sus propios intereses.
Posteriormente, se lanzó a la carrera presidencial y las encuestas llegaron a situarle como el tercer favorito, por detrás de Lula y Bolsonaro, con alrededor de un 10% de las intenciones de voto, aunque Unión Brasil finalmente descartó su nombre.
Unos 156 millones de brasileños acudieron hoy a las urnas para elegir presidente, 27 gobernadores, 513 diputados federales y un tercio de los 81 senadores, además de las cámaras legislativas regionales.