El Índice de Calidad Institucional puso malas notas a varios países de América Latina. Pero Uruguay está en el primer puesto en la región. ¿Cuál es la fórmula para el buen estado de la democracia uruguaya?
En tiempos de cambios profundos, con la pandemia de COVID-19, y ahora con una crisis económica mundial agravada por la guerra de Rusia contra Ucrania, los países latinoamericanos intentan hacer frente a la situación, siendo uno de los mejores escenarios el de Uruguay.
Algunos logran posicionarse mejor y muestran una mayor fortaleza institucional y socioeconómica, mientras que otros se hunden cada vez más en problemas estructurales de larga data.
El Índice de Calidad Institucional (ICI) 2022, revela que la mayoría de los países de la región sufren un deterioro en sus instituciones políticas.
Uruguay (19), Costa Rica (23) y Chile (29) son los que salen mejor parados. Nicaragua (157) y Venezuela (175) están al final de la lista.
Uruguay ocupa, por tanto, un destacado segundo puesto después de Canadá en el continente americano.
“Con excepción de Uruguay y de Chile, que todavía se mantienen, y de otros que van avanzando muy lentamente, la calidad institucional de América Latina va en picada, especialmente en los países con un régimen de tipo populista. Eso tiene que ver, básicamente, con los problemas derivados de la carencia de un verdadero Estado de derecho”, dice a DW, desde México, Bertha Pantoja, presidenta de la Red Liberal de América Latina (RELIAL).
Calidad de las instituciones, marcada por la pandemia
El ICI coteja dos subíndices principales: las “instituciones políticas” y las “instituciones de mercado”.
El puntaje de cada país refleja cuán seguros y resguardados están los derechos de sus habitantes.
El ICI de 2022 está marcado por las consecuencias de la pandemia del coronavirus. En la respuesta de cada país a la crisis sanitaria, se reflejaron las fortalezas o las debilidades de su sistema político-económico.
“La pandemia tiene un impacto muy claro, sobre todo, por las malas prácticas de nuestros Gobiernos”, señala Pantoja, que es doctora en Sociología.
En el informe, su autor, el doctor en Economía argentino Martín Krause, indica que “los ‘estados de emergencia’ declarados por algunos países son fácil presa de la sed de poder”.
En muchos casos, apunta, los Gobiernos buscan que sean parte de la ‘nueva normalidad’”, dando así paso al autoritarismo.
En la introducción del informe, también se cita al Índice de Democracia de la revista The Economist, que alerta sobre que cerca del 80% de la población latinoamericana vive bajo un gobierno democrático, pero solo el 1,3% bajo una democracia completa.
Uruguay y Costa Rica clasifican con notas redondeadas de 9 y 8 puntos respectivamente, sobre un máximo de 10, al evaluar la calidad de sus democracias.
En 2022, la caída en la calidad de la democracia a nivel mundial fue la mayor desde la creación de ese indicador, en 2006. Y su punto más débil es América Latina, con la mayor caída de todas las regiones del mundo.
Uruguay, una burbuja en medio del caos
“En el caso de Uruguay, ha sido notable el avance y la solidez de sus organizaciones, especialmente las políticas”, explica Pantoja.
Llamado la “Suiza de Sudamérica”, el país a orillas del Río de la Plata, de 176.215 kilómetros cuadrados y 3.554.915 habitantes (casi la misma cantidad que Berlín, la capital alemana), es a menudo envidiado por sus vecinos más grandes, debido a la solidez y estabilidad de sus instituciones.
Tiene el nivel más alto de alfabetización en América Latina.
Ocupa el puesto 21 a escala global en la lista de los países con menos corrupción que elabora Transparencia Internacional; y es el segundo mejor ubicado de América, después de Canadá.
Según la CEPAL, la distribución de ingresos en ese país es una de las más equitativas, y es el cuarto país con la más alta esperanza de vida en la región.
¿Cómo puede seguir siendo Uruguay esta especie de oasis en medio de sus turbulentos vecinos, Argentina y Brasil?
“Uruguay ha ido avanzando en democracia de una forma muy consecuente. Eso se logra cuando un Gobierno tiene en claro cuáles son las necesidades más urgentes, y vela por el bienestar real de sus ciudadanos”, señala Berta Pantoja.
Pero, aclara, se debe reconocer que esos avances “se deben en gran parte a la madurez de sus ciudadanos”.
El fomento de la iniciativa ciudadana, la “creación de ciudadanía”, puede impedir ciertas acciones de gobierno, pero obliga a fortalecer a las instituciones y genera resiliencia ante las crisis, añade.
Esa resiliencia es la que “protege a Uruguay de cualquier vaivén internacional”, según la experta.
“En Uruguay, hay una verdadera división de poderes de la que no pueden presumir muchos países”, puntualiza.
La receta: “Estado de derecho”
¿Cuál es, en resumen, la fórmula de Uruguay, y cuál sería la receta para los otros países de América Latina? “Estado de derecho, Estado de derecho, Estado de derecho”, enfatiza Pantoja.
Basado, entre otras cosas, en la negociación transparente con la oposición, en el cumplimiento de tratados internacionales y en la lucha contra la pobreza.
“En América Latina, avanzamos un poco, y volvemos a retroceder”, explica la presidenta de la Relial.
Menciona que ve “con preocupación” una posible perpetuación de Andrés Manuel López Obrador en el poder, en México; mientras observa “con optimismo” la acusación formal contra Cristina Kirchner, en Argentina.
Considera “un riesgo” los planes de Gustavo Petro en Colombia, el éxito del “apruebo” a la nueva Constitución en Chile, así como la posibilidad de que ‘Lula’ da Silva vuelva al poder en Brasil.
En su opinión, Uruguay “es un ejemplo muy importante” para la región, en especial, en la lucha contra la corrupción.
“El programa contra la corrupción se fue desarrollando de a poco, fue avanzando siempre, el Estado uruguayo le fue poniendo barreras a la corrupción, de modo que hoy ciertos protocolos son el pan de cada día en ese país”, dijo.