Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) determinaron que hay “muchas posibilidades” de que una bala disparada por uno de sus militares matase a la periodista Shireen Abu Akleh, asesinada en mayo de un tiro en la cabeza mientras cubría unos enfrentamientos en Yenín (Cisjordania).
Hasta ahora, las autoridades israelíes se habían mostrado reacias a reconocer cualquier responsabilidad en este incidente y, de hecho, inicialmente apuntaron como principal hipótesis que la periodista muriese víctima de los palestinos.
Sin embargo, la investigación interna llevada a cabo por el Ejército determinó que, a falta de saber a ciencia cierta quién disparó, “hay muchas posibilidades de que Shireen fuese alcanzada accidentalmente por un disparo de las FDI”.
Esgrime que los disparos iban dirigidos contra “sospechosos” palestinos y que, durante estos combates, los militares israelíes hacían frente a disparos “potencialmente mortales, extendidos e indiscriminados”, según un portavoz citado por el diario The Jerusalem Post.
El Ejército también alude como “otra posibilidad” al origen palestino de estas balas, aunque un portavoz que habló con los medios admitió que es “mayor” la probabilidad de que fuese un militar israelí quien apretó el gatillo. Este militar disparó, en total, una veintena de balas.
Abu Akleh vestía un chaleco y un casco que la identificaba como trabajadora de prensa y fue alcanzada por un disparo en la cabeza. Su funeral en Cisjordania fue también objeto de polémica, después de que las fuerzas de seguridad israelíes cargasen contra los portadores del féretro.