Desde el pasado viernes, ráfagas de armas de fuego se escuchan durante todo el día en Cité Soleil, un empobrecido y densamente poblado vecindario de Puerto Príncipe, donde dos facciones rivales se enfrentan mientras la policía, escasa de personal y equipos, se mantiene al margen.
Solo en la última semana, los choques han dejado al menos 89 muertos, 16 desaparecidos y 74 heridos de bala o armas blancas, según la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos.
En los barrios marginales que se han erigido allí durante las últimas cuatro décadas, miles de familias no tienen otra opción que resguardarse en sus casas, sin poder aprovisionarse de comida ni agua.
Algunos habitantes caen víctimas de las balas perdidas incluso dentro de sus precarias viviendas de láminas de metal, pero las ambulancias no están autorizadas para circular libremente en la zona para ayudar a los heridos.
“Llamamos a todos los beligerantes a permitir el paso de la ayuda hacia Brooklyn”, zona de Cité Soleil donde se concentra la violencia, “y a perdonar las vidas a los civiles”, pidió el miércoles el jefe de la misión local de Médicos Sin Fronteras, Mumuza Muhindo.
“Campo de batalla”
La ONG, obstaculizada en sus operaciones de evacuación de víctimas, atiende a una media de 15 heridos al día desde el viernes, en su hospital cerca de Cité Soleil.
“A lo largo de la única carretera que lleva a Brooklyn, hemos encontrado cadáveres en descomposición o quemados”, agregó Muhindo.
“Puede tratarse de personas asesinadas en los enfrentamientos o intentando escapar que fueron abatidas. Es un verdadero campo de batalla”.
Estos enfrentamientos mortales entre bandas afectan las actividades en toda la capital, pues en Cité Soleil se encuentra la terminal petrolera que alimenta Puerto Príncipe y el norte de Haití.
Ni un gota de gasolina se surte en las estaciones de servicio de la capital, lo que ha disparado los precios del combustible en el mercado negro.
Mototaxistas enfadados por esta situación levantaron el miércoles varias barricadas en las principales carreteras de Puerto Príncipe.
Solo era posible realizar cortos desplazamientos en moto dentro de los barrios, pudieron constatar periodistas de la Agence France-Presse.
En tanto, los habitantes de la capital se esforzaban por organizar sus actividades cotidianas, de por sí obstaculizadas por el riesgo de secuestro.
Desde hace más de dos años, las pandillas multiplicaron los secuestros en la ciudad, apuntando a personas de todo origen socioeconómico y cualquier nacionalidad.
Gozando de una impunidad generalizada, las bandas delictivas intensificaron sus actividades en las últimas semanas: al menos 155 secuestros se registraron en junio con comparación con mayo, que sumó al menos 118, dijo el Centro de Análisis e Investigación de Derechos Humanos en su último informe publicado el miércoles.
Exilio
Muchos haitianos huyen a República Dominicana o Estados Unidos. Otros, sin medios económicos o visados, arriesgan sus vidas subiéndose en embarcaciones improvisadas con la esperanza de llegar a Florida.
Mientras que tantos más quedan varados en las costas cubanas o bahameñas o son detenidos en el mar por los guardacostas estadounidenses.
Más de 1.200 migrantes en situación irregular fueron devueltos a Haití solo en junio, muestran estadísticas de la oficina nacional de migración.
Y al volver, se encuentran con dificultades para sobrevivir, tomando trabajos informales en este país donde la inflación anual rompió la barrera del 20% desde hace ya tres años.
Economistas alertan que esa tasa puede superar el 30% al término de este año ante el impacto de la guerra en Ucrania en la economía mundial.
“Constatamos un aumento significativo del hambre en la capital y el sur del país, siendo Puerto Príncipe la más duramente golpeada”, dijo el martes Jean-Martin Bauer, director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Haití.
La agencia de la ONU usa rutas aéreas y marítimas para enviar la ayuda al sur y al norte del país, para evitar las afueras de Puerto Príncipe, en manos de las bandas.
Cerca de la mitad de los 11 millones de habitantes de Haití sufren inseguridad alimentaria, de los cuales 1,3 millones se enfrentan a una emergencia humanitaria que precede a la hambruna, según la clasificación del PMA.