No pasa un día en América Latina sin noticias y especulaciones sobre el sector energético: Nicaragua está considerando abastecerse de petróleo de Irán y abandonar el crudo proveniente de Estados Unidos.
Por su parte, Bolivia quiere renegociar el suministro de gas a Brasil. Esto porque el ataque de Rusia a Ucrania ha provocado una crisis energética que actualmente también golpea a América Latina.
Bolivia quiere precio de mercado
Según Roberto Goulart Menezes, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia, “no hay disputa comercial entre Brasil y Bolivia, sino un conflicto por negocios operativos”.
El acuerdo de suministro de gas de Bolivia a Brasil entró en vigor en 1999 y tiene una vigencia de 20 años. Sin embargo, desde 2019 ese contrato no se ha renovado, según cuenta Goulart Menezes a Deutsche Welle.
Ahora Brasil sigue pagando siete dólares estadounidenses por MMBTU (millones de unidades térmicas británicas, equivalentes a 26,4 metros cúbicos). Argentina, en cambio, paga 19 dólares por la misma cantidad. Ante este escenario, Bolivia quiere imponer un precio de mercado estándar para sus envíos de gas a Brasil, que se equipare con el precio que paga Argentina.
En plena campaña presidencial brasileña, las renegociaciones sobre el suministro de gas se están convirtiendo en un factor emocional que entra al juego electoral.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, acusa al gobierno socialista de Bolivia de querer dañar deliberadamente a su gobierno. Mientras que su retador en las urnas, Inacio Lula da Silva, responde que Bolsonaro difunde noticias falsas sobre Bolivia.
Nicaragua quiere petróleo iraní
Además de los cambios económicos, también hay turbulencias de entrega controladas políticamente en el mercado internacional.
El diario “La Prensa”, de Nicaragua y crítico con el gobierno de Daniel Ortega, informó recientemente que el gobierno sandinista planea cambiar las importaciones de petróleo.
Es así como en lugar de comprarle crudo a su enemigo ideológico, Estados Unidos, Ortega quiere obtener su petróleo de Irán en el futuro.
Nicaragua sigue la misma lógica que muchos otros países: la energía debe obtenerse de Estados que están ideológicamente de su lado.
Argentina y Venezuela, nuevas fuentes de abastecimiento
Se espera que el presidente de Argentina, Alberto Fernández, represente a América Latina en la cumbre del G7 en Alemania, que se realizará a fines de junio, algo muy esperado por los países industrializados que están interesados en los grandes yacimientos de gas que se encuentran en la zona de “Vaca muerta”, en ese país.
Para poder extraer mayores volúmenes de gas, Argentina necesita inversiones internacionales, contactos que podrían concertarse en la cumbre internacional.
Una situación parecida es la que vive Venezuela con su regreso progresivo al mercado del petróleo gracias a que Estados Unidos alivió recientemente algunas sanciones contra ese país, que, entre otras cosas, prohibían el comercio con la empresa petrolera estatal PDSVA, haciendo imposibles las exportaciones a terceros países.
Aunque el gobierno socialista venezolano ha sido fuertemente criticado internacionalmente por violaciones a los derechos humanos, en la situación actual el presidente Nicolás Maduro puede esperar que Estados Unidos pronto vuelva a dar luz verde a las exportaciones de petróleo de su país.
Sin embargo, “la crisis en Venezuela, que se prolonga desde hace casi una década, ha debilitado gravemente la capacidad de producción de petróleo”, explica el profesor Goulart Menezes. Por esta razón, la deteriorada industria petrolera venezolana necesita inversión internacional para aumentar la producción nuevamente.
El primer punto de contacto en este sentido sería la empresa estadounidense Chevron, ya que Washington ha permitido que esta compañía mantenga negociaciones directas con Venezuela para reanudar las relaciones comerciales.
El litio es el próximo objetivo
En este complejo y cambiante escenario de hidrocarburos y diversificación de fuentes energéticas, América Latina ya se prepara para la próxima batalla de distribución en el área. Empresas de Estados Unidos, Europa y China están muy interesadas en los ricos yacimientos de litio que se encuentran en esta región.
Este mineral es una materia prima importante para la producción de baterías para vehículos eléctricos y teléfonos inteligentes, lo que lo convierte en una fuente de riqueza para los países que tienen estas reservas.
Los países ricos en litio como México, Argentina, Bolivia y Chile quieren asegurarse de quedarse con los beneficios del auge. Cada país ha adoptado sus propias estrategias, por ejemplo México y Chile buscan comisionar empresas estatales, mientras que Argentina se inclina más a confiar en el sector privado.