Este jueves hace justamente un año que comenzó en Colombia el llamado estallido social, una ola masiva de protestas antigubernamentales que se expandieron por todo el país en plena pandemia de COVID-19.
En ese entonces, el proyecto de una reforma tributaria impulsada por el Gobierno del presidente Iván Duque se convirtió en el detonante principal de las manifestaciones.
El Gobierno colombiano, que días después tuvo que dar marcha atrás a su propuesta tributaria, no logró calmar la situación.
El abuso de la fuerza, violaciones a los DDHH y enfrentamientos violentos entre policías y manifestantes marcaron las protestas.
Los enfrentamientos dejaron miles de heridos, decenas de desaparecidos, más de 70 muertos y otros daños colaterales.
Si bien el rechazo a la reforma tributaria se considera como el punto de inflexión en las masivas manifestaciones, el estallido social colombiano aglutina varias disconformidades.
Lo anterior, derivadas del mal manejo por parte del gobierno en materias de seguridad, educación y salud, también de la pandemia de coronavirus, y de la crisis económica derivada de esta, entre otras cosas.
“Las causas estructurales del descontento social, la pobreza, la desigualdad, la corrupción, sigue siendo una preocupación. Y los jóvenes, sobre todo, demandan un cambio, más oportunidades de educación y de empleo. Una democracia y un sistema económico social más inclusivo y equitativo”, explicó a DW Stefan Reith, director de Konrad Adenauer (KAS) en Colombia.
Durante los días previos, diferentes grupos y organizaciones sociales hicieron un llamamiento a los colombianos para salir a las calles de diferentes ciudades del país, con el fin de conmemorar un año del inicio del también llamado “estallido social”.
Las heridas que no han sido sanadas
Si bien la intensidad de las manifestaciones se ha reducido, el país aún no ha podido recuperarse de lo acontecido hace un año: “Hoy se esperan convocatorias a paros y movilizaciones precisamente en conmemoración de todas las personas que fueron asesinadas en ese periodo.
Las cosas no se han tranquilizado porque no existe ni una sola condena en contra de los responsables de estos crímenes y las investigaciones están bastante estancadas”, dijo a DW Sebastián Lanz, codirector ejecutivo de Temblores.
Se trata de una ONG que registró más de 5.000 hechos de violencia policial y 42 homicidios cometidos presuntamente por miembros de la fuerza pública.
Por su parte, Miguel García Sánchez, director del departamento de Ciencias Políticas y Estudios Globales de la Universidad de los Andes, explicó a DW que “Colombia se encuentra en un momento crítico desde muchos puntos de vista” y que ha habido un “deterioro de la democracia” en estos cuatro años del gobierno del derechista Duque.
“Las protestas tienen hoy menos fuerza que hace un año, pero las heridas dejadas por lo que pasó están lejos de sanar, pues no hay reconocimiento de responsabilidad por parte de las autoridades nacionales, y las condiciones que generaron el estallido social en Colombia no han cambiado radicalmente”, agregó.
Reforma de la Policía de Colombia tras estallido social
Las violaciones a los DDHH y el abuso de la fuerza policial durante las protestas del estallido social fueron documentadas y denunciadas por diferentes organizaciones, entre ellas, Humans Right Watch (HRW).
La organización internacio0nal anunció que la Policía colombiana sería responsable de al menos 25 homicidios.
Según Lanz, de Temblores, la reforma estructural de la Policía se convirtió en una de las principales demandas de los manifestantes.
“Hemos visto que, a pesar de la pandemia y de la violencia con la que el Estado decidió reprimir a los manifestantes, tuvimos casi 3 meses de protestas masivas en donde la ciudadanía, de manera pacífica, estaba reclamando una reforma estructural de la Policía”, dijo.
¿Se avecina un giro electoral?
Colombia celebrará elecciones presidenciales el domingo, 29 de mayo.
Para muchos, el resultado de esta elección podría marcar un cambio importante para el futuro del país.
“Creo que el escenario electoral acá va a estar muy marcado por una reforma a la Policía, que es una reforma que tanto sectores de izquierda como de derecha consideran necesario hacer”, insistió Lanz.
En tanto, Stefan Reith, de la KAS, cree que las expectativas en el próximo sufragio son altas.
“Las elecciones despiertan un gran interés y esperanza de un cambio político entre los jóvenes. Estamos en plena campaña electoral y dentro de poco la ciudadanía podrá expresarse en las elecciones para conseguir ese cambio”, agregó.
“La elección presidencial es fundamental para definir el nuevo ciclo de movilización social”, opina, por su parte García Sánchez.
El hombre añadió que “las expectativas sobre la elección son muy diferentes según el sector político al que se mire”.
“Un sector muy grande de la ciudadanía, especialmente de los más pobres y los sectores urbanos de Bogotá, esperan un cambio radical en la orientación del gobierno. Lo cierto es que, en un contexto tan polarizado como el actual, es posible que, sea cual sea el resultado de la elección, los próximos años serán muy agitados políticamente en Colombia”, vaticinó García Sánchez.