Para el tribunal, Dallagnol “se extralimitó en sus funciones al utilizar calificativos que desprestigiaban el honor y la imagen de Lula”, cuando durante una rueda de prensa en 2016 utilizó una presentación de PowerPoint para situar al expresidente al frente de una trama de corrupción para desviar fondos de Petrobras.
Dallagnol se refirió a Lula como “maestro” y “comandante” de esta trama corrupta, acusándole de una serie de hechos que no aparecían en la denuncia que desglosó durante esa rueda de prensa, señala el comunicado del TSJ.
El instructor del caso, el juez Luis Felipe Salomão, señaló que la “espectacularización” de aquel episodio no solo “no es compatible con la seriedad que exige una investigación”, sino que además Dallagnol se apartó del derecho cuando calificó a Lula de aquella manera.
Esa presentación estaba relacionada con el caso del tríplex de Guarujá por el que Lula fue condenado por corrupción y blanqueo de capitales, que finalmente fue archivada después de que quedara mostrada la parcialidad que mostró durante el proceso el que fuera su instructor, el exjuez Sergio Moro, a la postre primer ministro de Justicia del presidente, Jair Bolsonaro.
Aquella causa -anulada un año antes por el Tribunal Supremo de Brasil por mala praxis de Moro- aseguraba que el expresidente Lula se habría dejado corromper por la constructora OAS a cambio de una serie de contratos públicos a través de la estatal Petrobras, según la declaración del antiguo presidente de esta compañía, Léo Pinheiro, quien cumple prisión domiciliaria.
La proximidad de Moro con los fiscales del equipo especial ‘Lava Jato’ se pudo leer en una serie de mensajes filtrados a la prensa brasileña que resultaron fundamentales para que la mayoría de los jueces del Tribunal Supremo fallaran a favor de Lula y consideraran que el exjuez no habría actuado con imparcialidad.
A principios de marzo del año pasado, el juez del Supremo Edson Fachin anuló la sentencia de doce años y un mes de prisión por corrupción y blanqueo de capitales contra Lula que emitió un tribunal de Curitiba al considerar que no contaba con autoridad para hacerlo y que debía ser nuevamente juzgado por un tribunal federal.
Gracias a ello, el expresidente retomó sus derechos políticos y total libertad para presentarse como hipotético candidato a las presidenciales que tendrán lugar este año y en las cuales, según las encuestas, parte como máximo favorito.
Cabe recordar que cuando Lula ingresó en prisión el 7 de abril de 2018, supuso además su inhabilitación como candidato cuando era el favorito en las sondeos para las presidenciales del 7 de octubre de ese año, en las que finalmente se impuso Bolsonaro, quien designó a Moro como ministro de Justicia.