La pista se vuelve cuesta arriba para Xiomara Castro, aún antes de haber asumido la presidencia de Honduras. Deutsche Welle habló con analistas sobre los entretelones de la crisis del Congreso.
Todo parecía ir bien encaminado para la toma de posesión de la presidenta electa de Honduras, el 27 de enero. Se anunció incluso la asistencia de figuras como la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, entre otros dignatarios, a la asunción de la primera mujer elegida como jefa de Estado en ese país. Xiomara Castro obtuvo un contundente apoyo en las urnas, con la promesa electoral de luchar contra la corrupción. Pero una nueva crisis política sacude a la democracia hondureña y ha esfumado el ambiente festivo y la perspectiva de un cambio de fondo.
La fractura del partido Libre
Un grupo de diputados del partido Libertad y Refundación (Libre), de Xiomara Castro, se negó a nombrar presidente de la junta directiva provisional del Congreso al candidato del Partido Salvador de Honduras (PSH), cosa que era parte del pacto sellado entre ambas colectividades para formar su exitosa alianza electoral. El asunto terminó con el nombramiento de dos directivas paralelas del Congreso, 18 diputados díscolos expulsados de Libre y un impasse que ha llegado a plantear dudas sobre la juramentación de Xiomara Castro.
Lester Ramírez, director de Democracia y Transparencia del capítulo de Transparencia Internacional en Honduras, no cree que las cosas lleguen tan lejos. A su juicio, la investidura “no peligra, porque ella ya ha recibido su credencial como presidenta por parte del órgano electoral. Aquí no va a haber un problema de legitimidad en el Ejecutivo”.
Y así lo ve también el analista político Efraín Díaz Arrivillaga. “Pese a todo el panorama difícil que hay, yo estimo que se va a poder realizar la toma de posesión”, dice a Deutsche Welle, apuntando que “hay una Constitución”, y, en última instancia, “un juez puede tomarle juramento”.
El problema subyacente: la corrupción
¿Cómo se explica lo ocurrido a menos de una semana del cambio del mando? “Para mí es muy claro que las disconformidades de algunos diputados fueron aprovechadas por el partido actual de Gobierno (el partido Nacional), para lograr generar una división de Libre como una estrategia política”, dice Díaz Arrivillaga, quien fue diputado y diplomático, y conoce a fondo la política hondureña.
El experto explica que “el Partido Nacional y el Partido Liberal, que de alguna manera estaba vinculado al Gobierno que ya sale, se han propuesto debilitar la alianza que hizo posible que Xiomara Castro ganara la presidencia de la república”.
Lester Ramírez va más allá. Habla de un conflicto interno en Libre, pero también dice a DW que “para lograr esta disrupción hubo negociaciones oscuras, ha habido denuncias de ofrecimientos millonarios, de automóviles blindados, de cuotas de poder”. Y menciona en este contexto “el temor que hay en un grupo muy grande de políticos y empresarios de que se cumplan las promesas de Xiomara Castro en torno a la instalación de una nueva misión internacional contra la corrupción”.
Díaz Arrivillaga coincide con que el tema de la corrupción subyace a todo este asunto: “No solo se trata del control del Congreso, sino de seguir manteniendo y fortaleciendo esa impunidad del Congreso actual que ya terminó”, opina.
El imperativo del diálogo
La crisis, en todo caso, amenaza la gobernabilidad y causa incertidumbre en un país que se pronunció en las urnas claramente por el cambio. Desde la Iglesia Católica hasta el Consejo Hondureño de la Empresa Privada, se multiplican los llamados al diálogo para superarla, mientras Estados Unidos exhorta a los hondureños a abstenerse de la violencia.
Ambos analistas consultados apuestan por la vía de la negociación. Ramírez estima que la posición de quienes provocaron esta situación irá perdiendo fuerza y resalta que “Xiomara Castro tiene mucho apoyo popular y bastantes militantes prestos a movilizarse”. Además, recuerda que “cuando tome posesión, va a tener un presupuesto en su mano, va a tener a las fuerzas del orden público a su disposición”.
Con respecto a rumores de que se podría disolver el Congreso y convocar a una Asamblea Constituyente, Díaz Arrivillaga lo descarta: “Me parece que son una serie de desinformaciones que están circulando aquí vía redes sociales y medios de comunicación. Hay sectores interesados en tergiversar la situación del país”, insiste.
El analista reconoce que, entre las propuestas del partido Libre, está la convocatoria de una Asamblea Constituyente, “pero no creo que en este momento quiera provocarse toda esta crisis para generar eso”. Tal tesis no le resulta convincente, además, porque una Constituyente no reemplaza al Congreso.
En opinión de Ramírez, del capítulo hondureño de Transparencia Internacional, convocar una Constituyente tampoco sería una salida: “Lo que la población espera es que el Gobierno tome posesión, empiece a trabajar y empiece a resolver los grandes problemas, como el desempleo, la seguridad pública y la lucha contra la corrupción. Ese es el gran reto que van a tener las nuevas autoridades”.