El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, reafirmó este miércoles su intención de no dimitir por el escándalo de las fiestas celebradas en Downing Street durante los peores momentos de la pandemia, después de que la Policía Metropolitana anunciara la apertura de una investigación sobre las reuniones.

El primer ministro británico, Boris Johnson, rechazó este miércoles las peticiones de la oposición para que dimita y rehusó responder a preguntas sobre el escándalo por las fiestas en Downing Street durante la pandemia, con la justificación de que ya hay una investigación policial en marcha.

En una tensa sesión de control al Gobierno en la Cámara de los Comunes, el líder laborista, Keir Starmer, le preguntó sobre si pensaba dejar su cargo, dado que, en contra de lo que el jefe del Gobierno argumentó durante meses, se ha demostrado que hubo fiestas en su residencia y despacho oficiales en posible violación de las restricciones sanitarias.

“No”, respondió Johnson, que acusó a su rival de tratar de forzarle a comentar sobre un asunto del cual, según él, “no puede hablar aún”.

Starmer le reprochó poner al Reino Unido en una situación “vergonzosa”, después de que la Policía Metropolitana de Londres (MET, o Scotland Yard) confirmara ayer que investigará las reuniones en Downing Street que pudieron vulnerar la normativa.

Paralelamente, se espera también que en las próximas horas la funcionaria Sue Gray publique su informe sobre lo que ocurrió en la sede gubernamental durante los confinamientos.

Johnson indicó hoy en los Comunes que divulgará el documento al completo, entre temores de los diputados de que dé a conocer solo una versión recortada.

Asediado por sus colegas conservadores, que temen un avance electoral de la oposición, el jefe del Gobierno acusó a Starmer, antiguo fiscal del Estado, de “oportunista” y de ser “más un abogado que un líder”.

Johnson respondió afirmativamente, sin embargo, cuando el laborista le preguntó si dejará el cargo en caso de que, en violación del código de conducta parlamentario, se pruebe que “engañó a sabiendas” al Parlamento, al asegurar hace unos meses que no hubo actos sociales en Downing Street ni se incumplieron las normas sanitarias.

Con el argumento de que los ciudadanos quieren que se centre en los grandes asuntos, como la crisis energética o el aumento de la inflación, el primer ministro logró esquivar las preguntas relativas a su futuro y a los festejos de los funcionarios durante la pandemia.

Sostuvo que el laborista y otros le quieren “fuera de su camino”, porque él ha conseguido grandes logros para el Reino Unido como ejecutar el Brexit, el programa de vacunación o “unir a Occidente para preparar un duro paquete de sanciones” que disuadan a Rusia de invadir Ucrania, dijo.

Dependiendo de las conclusiones del informe de Gray -y sobre todo de la investigación policial-, los diputados conservadores podrían decidir organizar una moción de confianza interna contra Johnson, que estaría obligado a dimitir como líder del partido y primer ministro si la perdiera y sería sustituido por un candidato surgido de una elección internas.

Parece más improbable que Johnson deje el puesto por iniciativa propia, si no se ve obligado por sus colegas o las circunstancias.