México empieza el año con dos asesinatos de periodistas en apenas dos semanas. El presidente elude la crítica y las autoridades difunden la hipótesis de que estas muertes no tienen que ver con el ejercicio periodístico.
Hace un mes, el fotoperiodista de México, Margarito Martínez Esquivel, empezó a recibir amenazas por Facebook debido a su trabajo. Se le acusó falsamente de operar una serie de páginas oscuras donde se ventilaban chismes del submundo del narcotráfico en la ciudad fronteriza de Tijuana, donde él vivía.
Martínez Esquivel, de 49 años de edad, era un hombre valiente y un periodista experimentado, curtido en temas de seguridad en México.
Conocía de cerca el narcotráfico y sabía perfectamente el peligro que este tipo de acusaciones implicaba.
Contactó inmediatamente a sus colegas del colectivo #YoSiSoyPeriodista, quienes publicaron una aclaración. Se indicó que Martínez Esquivel no tenía nada que ver con estas páginas.
“El pseudocomunicador Ángel Peña lo acusó sin pruebas de ser administrador de páginas anónimas dedicadas a publicar crímenes en la ciudad. Es un trabajo que no tenía ninguna necesidad de hacer, pues él trabajaba en varios medios de comunicación”, aclaró el colectivo.
También refirieron el caso al mecanismo estatal de protección para periodistas y defensores de derechos humanos.
Se trata de un organismo gubernamental creado durante la escalada de la guerra contra el narco en 2012 por presión del gremio periodístico.
Desgraciadamente, el lunes 17 de enero de 2022, a mediodía, cuando Martínez Esquivel estaba saliendo de su casa en el barrio popular de Camino Verde para abordar su viejo Ford Escort todo despintado, se escucharon unas ráfagas.
Cuando su esposa Elena y su hija de 16 años salieron alarmadas a la calle, ya yacía muerto en el piso, al lado de su carro, acribillado. “No pude hacer nada por él”, sollozó su esposa.
Hipótesis alejadas del móvil periodístico
“Aún es muy pronto para identificar las circunstancias alrededor de su asesinato e identificar las fallas del proceso de protección”, dijo Pedro Cárdenas, coordinador de documentación del programa de protección y defensa de Artículo 19.
“Pero la protección no solamente puede enfocarse en un mecanismo”, señala. “Se requiere una política íntegra, la cual no solamente reacciona ante amenazas, sino que trabaja en la prevención”, agregó.
El año 2022 recién empezó y es ya el segundo periodista asesinado en México. El 10 de enero murió el director del sitio Inforegio de Veracruz, José Luis Gamboa, luego de ser acuchillado.
Las autoridades manejaron la hipótesis de un asalto. Ahora, en el caso de Martínez Esquivel, la versión oficial especula sobre un conflicto vecinal.
Anunciar hipótesis sin fundamentos o pruebas en las primeras horas de un asesinato es un procedimiento común de las autoridades encargadas de investigaciones en México.
Algo que despierta cada vez más críticas por parte de los organismos de defensa de derechos humanos.
“Es una práctica preocupante, porque se pueden desviar desde un inicio las investigaciones”, dice Cárdenas.
“Reiteramos que las autoridades deben utilizar el protocolo homologado, donde se establece que deben investigar la labor periodística como una de las hipótesis”, comentó.
También Reporteros Sin Fronteras exigió que no se descartara el móvil de la labor periodística en ambos casos.
En el caso de Esquivel, Miguel Mora, titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Baja California, declaró que es “imperativo que se realice un proceso expedito del caso, ya que cualquier ataque a periodistas constituye un atentado a la libertad de expresión y al derecho de la sociedad de estar informada”.
Presidente de México esquiva el tema
El asesinato de Martínez Esquivel causó conmoción. Era muy conocido más allá de las fronteras de la Ciudad de México y muy querido por sus colegas quienes recordaron el martes su valentía.
Llevaba dos décadas trabajando para medios nacionales importantes, como el semanario Zeta y La Jornada y trabajaba como fixer para clientes internacionales como la cadena británica BBC y el periódico Los Ángeles Times, quienes también informaron sobre su asesinato.
En total, ya van 32 periodistas asesinados desde 2018, durante la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador, según la agencia de defensa de derechos humanos de la Organización de Naciones Unidas.
El martes, Adriana Flores, del Instituto Mexicano de la Radio (IMER), reclamó al gobernante durante la conferencia de prensa matutina por la inseguridad que padecen los periodistas y le preguntó qué garantías iba a dar el Gobierno a la libertad de prensa.
Sin embargo, el presidente esquivó el tema, contestando que el asunto se iba a tratar más adelante en un informe especial sobre seguridad.
“Nuestros adversarios aprovechan todo para atacarnos, pero, en realidad, en el fondo no es que sinceramente les preocupe el que pierdan la vida seres humanos”, argumentó el mandatario. El gobernante añadió que en su administración no se permite la impunidad.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), México es el segundo país más mortal para periodistas, después de Siria y 86% de los homicidios de periodistas desde 2006 han quedado impunes.