“Publiqué y publiqué y ¿de qué sirvió? De nada porque ahí están los muertos”, lamenta Icela Lagunas, periodista mexicana quien ha recogió todos su trabajos en el libro “Línea 12. Crónica de una tragedia anunciada”, tras el accidente en Ciudad de México.
Inaugurada en 2012, la línea dorada fue la joya de la corona del entonces jefe de Gobierno de la capital mexicana y actual canciller, Marcelo Ebrard, que lo debía catapultar a la Presidencia de México.
La Línea 12 cambió por completo la movilidad de millones de personas en los populosos distritos del sur de la ciudad, pero todo se truncó el pasado 3 de mayo por la noche, cuando se derrumbó un tramo del puente elevado y cayó un tren de pasajeros matando a 26 personas e hiriendo a otro centenar.
“Fue muy impactante. Aunque ya lo había dicho tantas veces y me habían acusado de formar parte de un complot, era una tristeza profunda”, recuerda Lagunas sobre el momento en que vio por televisión las imágenes del tren encallado en forma de “V” que dieron la vuelta al mundo.
Tragedia en Ciudad de México
La primera advertencia la hizo a principios de 2014, cuando publicó en el medio Reporte Índigo un texto titulado “Peligro en la Línea 12”, que contenía un informe confidencial de expertos que advertían que la línea era insegura y no podía seguir operando.
Lagunas recuerda que los ingenieros advirtieron que los trenes estaban “haciendo pedazos” los rieles, que las ruedas estaban “muy desgastadas” y que la estructura presentaba “un desgaste ondulatorio” y una “vibración excesiva”.
Por aquel momento, ya gobernaba la ciudad el delfín de Ebrard, Miguel Ángel Mancera (2012-2018), quien tras esa investigación decidió cerrar la línea para rehabilitarla, lo que derivó en un “encontronazo” con su padre político.
Según Lagunas, se descubrió que durante el mandato de Ebrard el proyecto del metro sufrió “un gran recorte presupuestario”, por el cual se decidió que una parte de la línea en lugar de transcurrir por un túnel subterráneo lo hiciera por un puente elevado, el cual sufrió el derrumbe.
La línea reabrió, pero tras el potente terremoto de 2017 volvió a cerrar para rehabilitar una columna a la que le faltaba acero. El derrumbe fue pasada esa columna.
Ya durante la administración de la actual alcaldesa, Claudia Shienbuam, “el mantenimiento de la línea estuvo acéfalo”, afirma Lagunas.
La reportera dice sentir “coraje” porque tanto Ebrard como Sheinbaum aspiran a suceder al presidente Andrés Manuel López Obrador en 2024.
“Hoy por hoy ninguno ha volteado a ver a las víctimas, ¿por qué nadie se ha reunido con ellas”, reprocha.
“Se supo que había fallas”
Es especialmente crítica con Ebrard, quien al acusó de participar en un “complot” político en su contra cuando comenzó a publicar hace años sobre las fallas estructurales de la línea.
“A lo mejor no va a saber Marcelo Ebrard si se apretó bien un tornillo, pero se tomaron decisiones en las que él participó. Se construyó y se abrió a los pasajeros una obra sobre la que se supo que había fallas”, sostiene.
Por el momento, la Fiscalía capitalina acusó por el derrumbe de la línea a 10 personas, entre las que se encuentra Enrique Horcacitas, exdirector del proyecto Metro, que planteó su construcción.
Para Lagunas “falta ver imputados de las empresas” que construyeron la línea, pues el tramo colapsado fue construido por el grupo Carso del magnate Carlos Slim, quien se ha ofrecido a rehabilitar la línea pero ha descartado responsabilidad en el derrumbe.
“Espero de verdad que no haya impunidad en el caso. Podría ser el ejemplo perfecto para que no se repitan casos que conmueven al país y no ocurre nada”, reivindica.