Opositores cubanos confirmaron el jueves su intención de manifestarse el 15 de noviembre, horas después del anuncio por Yunior García, principal organizador, que iba a marchar un día antes, en solitario, por una céntrica avenida de La Habana, para minimizar los riesgos de violencia.
En Cuba, la oposición vuelve a marchar este lunes para exigirle un cambio al régimen comunista. Como en las históricas protestas del 11 de julio, exigirá nuevamente mejoras económicas y libertades políticas. Sin embargo, a diferencia de las manifestaciones de cuatro meses atrás, el gobierno cubano no se verá sorprendido por sus detractores.
“Hay una diferencia práctica. Las manifestaciones del 11 de julio tomaron por sorpresa al régimen. Por lo tanto, la maquinaria represiva tardó unas cuantas horas en caer con todo su peso. Y fue brutal”, dice a Radio Francia Internacional Rosa María Payá, líder opositora cubana, fundadora de la plataforma prodemocracia “Cuba Decide”.
“Y han sido dramáticas las consecuencias para muchos de los manifestantes y a pesar de eso, la gente sigue determinada a estar movilizada por el cambio. En esta ocasión el régimen cubano sabe lo que va a pasar y lo está esperando. Y lamentablemente el razonamiento del régimen es una lógica del uso de la fuerza, es una lógica violenta y es una lógica criminal. Y está repartiendo armas contundentes y hasta de fuego entre paramilitares, en centros de trabajo, incluso a estudiantes forzándolos a organizarse en comandos represivos”, agrega Payá, hija del fallecido Oswaldo Payá, jefe del Movimiento de Liberación Cristiana.
El régimen cubano declaró ilegal la protesta, que busca un cambio de régimen y acusa a sus líderes de estar financiados y dirigidos por organizaciones de Estados Unidos.
En este contexto, el dramaturgo Yunior García, principal promotor de la manifestación, anunció el jueves que para minimizar el riesgo de violencia realizaría un día antes, el domingo, una marcha en solitario. Los demás organizadores mantienen en cambio la marcha en La Habana y en otras seis provincias de la isla.
“El pueblo cubano ha tomado la determinación de continuar movilizado por el cambio de sistema”, dice Payá. “Y esa es la determinación que debe apoyar la comunidad internacional más allá de cualquier tipo de personalismo. Yunior también está corriendo un riesgo como lo están corriendo cada uno de los cubanos”.
Las manifestaciones que estallaron el 11 de julio dejaron un muerto, decenas de heridos y 1.175 detenidos, de los cuales más de 612 siguen en prisión, según la ONG de derechos humanos Cubalex.
En Twitter, el relator especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la libertad de reunión pacífica y de asociación, Clément Voule, recordó este jueves a las autoridades cubanas “su obligación de proteger y facilitar la expresión a través de protestas pacíficas”.
En un mensaje publicado en su página de internet, la Conferencia de Obispos de Cuba subrayó que “cualquier acto de violencia entre nosotros, ya sea física, verbal o sicológica, hiere gravemente el alma de la nación cubana y contribuye todavía más al pesar, al sufrimiento y a la tristeza de nuestras familias”.