La Corte Suprema de Brasil suspendió este miércoles, y por tiempo indeterminado, un juicio en el que debe pronunciarse sobre el derecho “ancestral” de los pueblos indígenas a la tierra, una tesis rechazada por el Gobierno de Jair Bolsonaro.
El proceso fue suspendido a pedido del magistrado Alexandre de Moraes, quien cuando ya había un voto a favor y otro en contra de los derechos de los indígenas consideró que “un asunto tan complejo” requiere de “más tiempo para el análisis” y pidió postergar su voto, para lo cual no tiene plazos establecidos.
En el juicio se delibera sobre el llamado “marco temporal”, que solamente reconoce como tierras indígenas aquellas que los pueblos originarios ocupaban al día 5 de octubre de 1988, cuando se promulgó la actual Constitución brasileña.
En contraposición, los indígenas sostienen que esa tesis acaba con sus “derechos ancestrales” y además favorecería la legalización de áreas ocupadas antes de esa fecha por poderosos terratenientes que expulsaron por la fuerza a sus habitantes originarios a lo largo de décadas.
El Gobierno, por el contrario, defiende a capa y espada el “marco temporal”, al punto de que este mismo miércoles Bolsonaro afirmó que el “derecho ancestral” que los indígenas reclaman sobre las tierras puede causar “una catástrofe” en la agricultura del país.
Según Bolsonaro, un desconocimiento del “marco temporal” por parte del Supremo pondría en riesgo “la seguridad alimentaria” que tienen hoy Brasil y “otros países” que “dependen” de la producción de la agricultura nacional, una de las más potentes del mundo.
“De cada cinco platos de comida consumidos en el mundo, uno procede de Brasil”, afirmó el gobernante, quien aseguró que una eventual decisión del Supremo en favor de los indígenas “sería un duro golpe para la agricultura, sería catastrófico y con impacto” en muchos otros países importadores de alimentos.
Bolsonaro dijo que, según cálculos del Gobierno, si se impone la visión contraria al “marco temporal” deberán ser delimitadas unas nuevas reservas indígenas equivalentes “al 14 % del territorio” de Brasil, un porcentaje igual al que ya ocupan legalmente los pueblos originarios.
“Eso es igual a una Alemania y una España juntas”, declaró el líder de la ultraderecha brasileña, quien alertó de que un fallo en favor de los indígenas “haría disparar el precio de los alimentos” y hasta pudiera producir “desabastecimiento” tanto en Brasil como “en el mundo”.
Durante las últimas semanas, miles de indígenas han protestado en las calles de Brasilia en defensa de sus “derechos ancestrales”, que consideran “amenazados” tanto por ese proceso como por las agresivas políticas del Gobierno de Bolsonaro en relación a la Amazonía.