Para muchos peruanos, el primer mensaje a la nación del izquierdista Pedro Castillo cuando asumió la presidencia de Perú fue tranquilizador y de concertación.
Sin embargo, Castillo juramentó a su primer gabinete ministerial, que despertó fuertes críticas de diversos sectores. La razón: el gabinete iba a ser presidido por Guido Bellido, investigado por hacer apología del terrorismo de Sendero Luminoso, y señalado como misógino y homofóbico por sus mensajes en redes sociales.
Pero el flamante primer ministro no era el único cuestionado. La cartera de Relaciones Exteriores fue asumida por Héctor Béjar, conocido por su postura a favor de los regímenes de Cuba y Venezuela.
Del ministerio de Trabajo se iba a encargar Iber Maraví, quien tendría vínculos con el Movadef, considerado el brazo político de Sendero Luminoso.
En total, son más de 20 los nombramientos cuestionados en ministerios y entidades estatales por denuncias.
Detrás de estas designaciones estaría Vladimir Cerrón, fundador y presidente del partido de ideología marxista Perú Libre.
Cerrón, un neurocirujano formado en Cuba y exgobernador regional de Junín investigado por corrupción, habría presionado a Castillo para poner en puestos claves del aparato estatal a gente de su partido y allegados ideológicos.
¿Simple error o estrategia política?
De acuerdo con el analista político de la Universidad del Pacífico de Perú, Alonso Gurmendi, hay un doble motivo que explicaría estos primeros pasos de Castillo.
“Primero, hay una falta de cuadros dentro del partido y, en segundo lugar, sospecho una estrategia política para poder implementar un programa más radical, esperando que un gabinete confrontacional no reciba la confianza del Congreso”, dijo Gurmendi.
Y esta última parecería ser una de las intenciones. En videos de reuniones del partido Perú Libre, el congresista Guillermo Bermejo explicó a sus correligionarios que “si al Congreso no le gusta el Gabinete Bellido, le negarán la confianza e inmediatamente presentaremos otro. Si no les gusta ese, chau Congreso”.
Bermejo termina su intervención señalando que “mil veces cierren el Congreso, si es que lo que viene después es una Asamblea Constituyente”.
Ciertamente, el congresista de Perú Libre se refiere a la potestad que tiene el presidente, según la Constitución, de disolver el Congreso en caso de que este le niegue la confianza a sus gabinetes en dos oportunidades.
El último precedente ocurrió apenas en 2018, cuando Martín Vizcarra disolvió el Parlamento, de mayoría fujimorista.
La diferencia es que, en ese momento, Vizcarra era apoyado por la mayoría de peruanos debido al obstruccionismo que ejercía la oposición contra el Ejecutivo.
Sin embargo, Lucía Dammert, analista en temas de gobernabilidad en América Latina y directora de la organización civil Espacio Público, no cree que Castillo haya elaborado premeditadamente un gabinete de confrontaciones.
Más bien, este es un gabinete “de un gobierno que va improvisando, que ha metido a cualquiera, que no deja claro cuál va a ser la línea económica ni la línea política”, explicó Dammert.
Pedidos de destitución
El Congreso ha tomado los gestos políticos de Castillo como una confrontación. Cada vez más congresistas de distintas bancadas se han unido al pedido de que el primer ministro Bellido renuncie.
La oposición de derecha conservadora, expresó, incluso, su deseo de empezar a discutir la “vacancia” (destitución) de Castillo.
El rechazo también ha empezado a trasladarse a las calles: el último fin de semana, alrededor de 2.000 personas salieron a protestar en Lima para que el Congreso inicie el trámite de destitución presidencial contra Castillo.
Además, un reciente sondeo de la encuestadora Datum Internacional refleja que un 76% de los peruanos considera que Bellido no debe ser jefe del Gabinete ministerial.
No obstante, el analista Gurmendi cree que hablar de destitución ahora le quita legitimidad al reclamo. “La vacancia está mal planteada en Perú hace bastantes años. Se han juntado los enemigos perfectos: la derecha que la izquierda quiere y la izquierda que la derecha quiere. Eso nos vaticina períodos de mucha inestabilidad hacia el futuro”, afirmó.
Además, agrega el experto peruano, las encuestas muestran que la población no está buscando un cambio radical de la Constitución: “Me preocupa que se quiera hacer a como dé lugar. Si la intención es cambiarla, que se siga el procedimiento establecido en el artículo 206 de la Constitución vigente”, señala Gurmendi.
Por su parte, la analista Dammert lamenta que el presidente Castillo haya perdido “una enorme oportunidad” de generar un gabinete que no tome la preocupación ciudadana, sino genere “más polémicas y polarización”.
“Es un error estratégico que le puede costar bastante caro”, advierte la directora de Espacio Público.
El Grupo de Lima, sin Lima, según Cerrón
Por otro lado, a pesar que la Cancillería aún no lo ha hecho oficial, distintos medios y el propio Vladimir Cerrón, en su cuenta de Twitter, han informado que Perú se retira del Grupo de Lima. De concretarse la salida, Perú se suma a México, Bolivia y Argentina en abandonar el grupo de apoyo a la oposición venezolana.
“Eso es pésimo. Cerrón no es un miembro del gobierno y no debería meterse en la política de gobierno, y mucho hacer anuncios tan importantes como este”, sostuvo Dammert.
Cada vez suenan más fuerte las voces que aseguran que Cerrón es quien realmente gobierna Perú. Todo ello, ante el hermetismo de Castillo, quien casi no da declaraciones a la prensa.
El experto Gurmendi no cree que Cerrón es quien dirige a Castillo, sino que ambos son lo mismo: “Castillo no es una víctima de Cerrón, sino su socio. Creo que están trabajando para el mismo objetivo. Piensan igual, y ese es el problema”, concluye Gurmendi.