Cuatro “mercenarios” implicados en el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise, fueron ultimados el miércoles en tanto otros dos quedaron detenidos, informó la policía menos de 24 horas después del magnicidio que profundiza la crisis del empobrecido país.
El jefe de la policía detalló que se inició un operativo inmediatamente después del ataque a tiros contra Moise a primera hora del miércoles, durante el cual “tres policías que habían sido tomados como rehenes fueron recuperados”.
No se reveló ninguna información sobre la identidad o las motivaciones de los atacantes, que según el primer ministro, Claude Joseph, eran “extranjeros que hablaban inglés y español”.
La prensa local, que cita al juez a cargo del caso, indicó que Moise fue encontrado acribillado con 12 balazos, y que su oficina y su habitación fueron saqueadas.
“Lo encontramos acostado boca arriba, pantalón azul, camisa blanca manchada de sangre, boca abierta, ojo izquierdo perforado. Vimos un agujero de bala en la frente, uno en cada pezón, tres en la cadera, uno en el abdomen”, relató el juez de paz Carl Henry Destin.
El responsable de levantar el cuerpo dijo que aparte de Moise, la única persona que resultó herida fue su mujer Martine, que está hospitalizada en Miami, Estados Unidos. La hija de la pareja estaba en la misma estancia que sus padres en el momento del ataque, pero consiguió esconderse en la habitación de su hermano, que también resultó ileso.
Según Bocchit Edmond, embajador de Haití en Estados Unidos, el comando estaba integrado por mercenarios “profesionales” que se hacían pasar por funcionarios de la agencia antidrogas estadounidense DEA.
El Consejo de Seguridad de la ONU, que se reunirá el jueves para tratar la situación en Haití, exigió que los responsables del asesinato “sean rápidamente entregados a la justicia”.
Estado de sitio
El ataque contra el presidente en su residencia privada, en el que resultó herida su esposa Martine, sumió a Haití, ya plagado de crisis, en la incertidumbre.
La primera dama fue inicialmente tratada en un hospital local y luego evacuada por avión a Miami, donde según medios estadounidenses es atendida en el hospital Jackson Memorial.
Claude Joseph dijo en la noche que la primera dama estaba fuera de peligro y que su situación era “estable”.
El primer ministro declaró el estado de sitio tras el ataque y anunció que estaba a cargo del país, llamando a la calma y asegurando que la policía y el ejército estaban garantizando la seguridad de la población. Mientras, crecían la indignación y la conmoción en la comunidad internacional.
“Esta muerte no quedará impune”, dijo en un discurso a la nación.
Incertidumbre
Lo ocurrido amenaza con desestabilizar aún más a un país ya enfrentado a una doble crisis: política y de seguridad.
En los últimos meses aumentaron los secuestros extorsivos, reflejo de la creciente influencia de las bandas armadas en un país que convive con una pobreza crónica y recurrentes desastres naturales.
Estaba previsto que Joseph fuera sustituido esta semana luego de tres meses en el cargo.
El lunes, Moise había anunciado el nombramiento de un nuevo primer ministro, Ariel Henry, de 71 años, quien participó en la respuesta al coronavirus y anteriormente ocupó cargos de gobierno en 2015 y 2016 como titular de las carteras del Interior y luego de Asuntos Sociales y Trabajo.
También trabajó en el despacho del ministro de Sanidad entre junio de 2006 y septiembre de 2008. Seguidamente se convirtió en jefe de gabinete, cargo que ocupó hasta octubre de 2011.
Moise encargó a Henry “la formación de un gobierno de base amplia” para “resolver el flagrante problema de la inseguridad” y trabajar para “la celebración de elecciones generales y el referéndum”.
A pesar de ser próximo a la oposición, el nombramiento de Henry no fue bien recibido entre sus filas, que continuaron exigiendo la dimisión del presidente, un exempresario que levantó varios negocios en el norte del país, de donde es originario, e irrumpió en la escena política en 2017 con un mensaje de reconstrucción.
Fuerte oposición
Moise enfrentaba una fuerte oposición por parte de amplios sectores que consideraban su mandato ilegítimo.
El presidente sostenía que su gobierno terminaba el 7 de febrero de 2022, pero otros afirmaban que había culminado el 7 de febrero de 2021.
El desacuerdo surgió porque Moise fue elegido en una votación anulada por fraude y un año después volvió a ganar las elecciones.
Sin parlamento debido a la postergación de las elecciones legislativas de 2018, Moise gobernaba por decreto, lo que avivó la desconfianza hacia su persona.
El Departamento de Estado de los EEUU pidió la continuación del proceso hacia las elecciones legislativas y presidenciales programadas en principio para el 26 de septiembre de 2021, con una segunda vuelta el 21 de noviembre.
Condenas internacionales
Tras el anuncio del asesinato, el gobierno de República Dominicana, que comparte la isla La Española con Haití, ordenó el “cierre inmediato” de su frontera.
El presidente estadounidense, Joe Biden, condenó en un comunicado el “acto atroz” y envió sus “más sinceros deseos para la recuperación de la primera dama Moise”. También manifestaron su férrea condena Reino Unido, Francia, España y numerosos países de América Latina.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, alertó sobre el riesgo de desestabilización y una espiral de violencia en Haití.
Mientras que la Organización de los Estados Americanos (OEA) declaró su apoyo a la democracia en Haití al condenar enérgicamente el asesinato, tras una sesión virtual extraordinaria de su Consejo Permente.
Por su parte, el Papa expresó su “tristeza” y condenó “toda forma de violencia” tras el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise, en un telegrama divulgado este jueves por la oficina de prensa del Vaticano.