La cruzada de Keiko Fujimori (derecha) para anular miles de votos de las elecciones presidenciales de Perú, en donde Pedro Castillo (izquierda) obtuvo ya la mayoría de los votos, generó este viernes una tensión insólita cuando el Jurado Electoral le dio permiso para impugnar actas fuera de plazo, medida de la que luego se retractaron.
Después de que la mayoría de los recursos de Fujimori para anular votos no fueran presentados a tiempo, el máximo órgano electoral de Perú tenía intención de darle una prórroga extraordinaria, lo que desde el izquierdista partido Perú Libre, del que es candidato Castillo, fue calificado como “inconstitucional” y una “amenaza de golpe”.
“Hay una pretensión torpe de querer dar un golpe de Estado desde el Jurado Nacional de Elecciones”, aseguró en conferencia de prensa Dina Boluarte, la candidata a vicepresidente del izquierdista Castillo.
Por su parte, el abogado Aníbal Quiroga, asesor legal de Perú Libre, advirtió que, si se ampliaba el plazo, el JNE estaba “violando la Constitución y la ley, creando una tremenda inseguridad jurídica”.
“Le hace el juego así a la organización delictiva que ha participado en estas elecciones (el fujimorismo) y que no tendría ningún escrúpulo de llevar al país a la guerra civil para que sus intereses y privilegios no se vean afectados”, añadió Quiroga.
Jurado electoral bajo presión
Una gran presión popular surgió después de que se filtrara en medios nacionales la decisión del JNE, cuyo presidente Jorge Luis Salas, es amedrentado desde hace días por simpatizantes de Fujimori concentrados ante su vivienda para gritarle “terrorista”.
En principio los cuatro magistrados que forman parte del organismo habían planteado aceptar todos los recursos para anular actas presentadas por Fujimori (unos 800) y por Perú Libre (unos 50) hasta este viernes, después de que buena parte de ellos fueran presentados fuera del plazo estipulado por la normativa electoral.
En total son alrededor de 200.000 votos los que Fujimori pretendía anular, en su mayoría de zonas andinas y rurales donde Castillo tuvo un apoyo abrumador, tras denunciar sin pruebas fehacientes un supuesto “fraude sistemático” por parte de su rival.
A la denuncia de Fujimori se contrapone el informe emitido por la misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), que no encontró graves irregularidades en los comicios pero instó a ambos candidatos a aguardar la resolución de todos los recursos en manos de los jurados electorales.
Mientras, el recuento de votos avanza lentamente a su final, donde a falta de computarse el 0,328 % de los votos, Castillo logra el 50,168 % de las preferencias frente al 49,832 % de Fujimori, un estrecho margen de 58.490 votos (0,332 %) que ya es insalvable para la candidata del partido fujimorista Fuerza Popular.
Críticas por pedir calma
Por si fuera poco, el presidente interino, Francisco Sagasti, admitió haberse comunicado con miembros de ambas candidaturas para solicitarles que rebajen la tensión y esperen los resultados del recuento porque “la tarea de un jefe de Estado es hacer que el país mantenga la serenidad y la calma en momentos difíciles y complejos”.
Sagasti confió en Mario Vargas Llosa para hacerle llegar su mensaje a Fujimori, lo que fue tomado por ella como una intromisión del actual gobernante.
“El presidente Sagasti no debe interferir en mi legítimo derecho a defender nuestros votos. Él tiene la obligación constitucional de ser imparcial y mantenerse al margen del proceso electoral”, manifestó Fujimori, que afronta una acusación de más de 30 años de cárcel por presunto lavado de dinero.
“El presidente no genera calma, todo lo contrario. La cancha no está pareja. Existen actores externos que están vulnerando la voluntad popular. Nosotros seguiremos defendiendo nuestro derecho voto a voto”, agregó.
No obstante, Álvaro Vargas Llosa, el hijo de Mario, insistió en una entrevista a la emisora RPP que la conversación entre Sagasti y su padre no tuvo nada indebido ni inconstitucional.
“Es perfectamente lógico que en este clima cualquier autoridad tenga la inclinación de actuar en diálogo con distintos personajes del país para poder paños fríos”, apuntó Vargas Llosa.
PROTESTAS A DOS BANDAS
Al mismo tiempo, como ya se ha vuelto una rutina diaria, miles de simpatizantes de cada uno de los dos partidos se movilizaron en Lima, con los de Perú Libre clamando por que se dé ya como ganador a Castillo y los de Fuerza Popular “contra el comunismo y el fraude”.
En este clima de gran crispación, el Ministerio de Relaciones Exteriores solicitó a la comunidad internacional no hacer comentarios sobre las elecciones peruanas al considerarlo “una falta de respeto para el pueblo peruano” por no esperar a la proclamación oficial de resultados de los organismos electorales.
Por eso, envió sendas notas de protesta a los embajadores de Argentina, Bolivia y Nicaragua después de que el presidente argentino Alberto Fernández y el boliviano Luis Arce, así como la vicepresidenta nicaragüense Rosario Murillo, felicitasen a Castillo como ganador de los comicios.