Aglomeraciones de miles de personas sin el mínimo distanciamiento y mítines en pleno toque de queda se suceden a diario en Perú desde el inicio de la campaña electoral para la segunda vuelta de los comicios presidenciales, entre el candidato de extrema izquierda Pedro Castillo y la derechista Keiko Fujimori.
Pese a que las reuniones multitudinarias están prohibidas en el marco de la emergencia sanitaria, ambos candidatos están provocando muchedumbres en cada pueblo y cada ciudad que visitan, justo en el peor momento de la pandemia de covid-19 donde se están batiendo récords de nuevos contagios y fallecidos.
En su carrera por alcanzar la Presidencia de Perú, las precauciones para evitar contagios son prácticamente nulas por parte de los dos candidatos y se reducen únicamente a portar mascarilla, algo que numerosos asistentes a sus mítines ni siquiera llevan, sobre todo en las zonas más populares y humildes.
Los hechos van en línea con las promesas de ambos sobre la pandemia, pues los dos se han mostrado en contra de los confinamientos y otras restricciones de inamovilidad social, con el compromiso de vacunar a cambio a toda la población lo antes posible.
Castillo, detenido y contagiado
Fue precisamente Castillo quien ya protagonizó los mítines más multitudinarios en la recta final de la primera vuelta, con aglomeraciones en distintas plazas de distintos pueblos del sur de los Andes peruanos, la zona de donde recibió mayor apoyo.
En Mazuco, pueblo de la sureña región de Puno, fronteriza con Bolivia, Castillo fue incluso detenido por la Policía, que lo llevó a una comisaría frente a la protesta vehemente de sus seguidores.
Precisamente el candidato del partido marxista Perú Libre fue el primero en contagiarse de covid-19 de los 18 postulantes que se presentaron en la primera vuelta para la Presidencia.
Fue a mediados de enero, lo que le impidió estar en la céntrica región andina de Junín para la presentación oficial de su candidatura en un acto liderado por el fundador del partido marxista Perú Libre, Vladimir Cerrón, suspendido gobernador de ese departamento peruano por una condena vigente por corrupción.
Mitin nocturno bajo toque de queda
Después de haber sido el candidato más votado en la primera vuelta con un 19 % de los votos, Castillo ha continuado la campaña para la segunda ronda en la misma línea, con grandes multitudes a su paso por las norteñas regiones de Áncash, La Libertad, Lambayeque y Piura, donde estuvo el martes.
Solo en la ciudad de Nuevo Chimbote tuvo que esquivar una intervención de la Fiscalía y las autoridades locales que desbarataron el mitin que allí tenía previsto.
Al día siguiente, tuvo un sonado recibimiento en la localidad de Olmos, donde cientos de personas y una caravana de vehículos lo esperaba con gran júbilo pese a llegar a la medianoche, y frente a ellas dio un discurso pese a estar dentro del toque de queda nocturno dictado por las autoridades.
Fujimori sin distanciamiento social
Del otro lado, Keiko Fujimori no se ha quedado atrás pese a que durante los primeros días no pudo salir de Lima a la espera de recibir el permiso judicial, ya que está en campaña mientras afronta una acusación fiscal de 30 años de prisión por presunto lavado de dinero en sus anteriores campañas electorales de 2011 y 2016.
La hija y heredera política del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) comenzó el recorrido de su tercera segunda vuelta consecutiva en la zona amazónica del país, con paradas en las regiones de Junín, Pasco y Ucayali, en las que tampoco se respetaron las medidas de seguridad frente al covid-19.
Aunque no tan masivas, Fujimori también ha celebrado distintas actividades en Lima donde no ha habido una distancia mínima entre los asistentes y actos en locales cerrados sin respetar el aforo limitado por el Gobierno.
Pacto ético incumplido
Tanto Castillo como Fujimori incumplen las medidas pese a haberse comprometido a respetarlas y a dar prioridad a los actos de campaña a través de plataformas virtuales como establecía el Pacto Ético Electoral del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) que ambos suscribieron.
El proceso electoral de Perú se celebra en coincidencia con la segunda ola de la pandemia de covid-19, que se inició en diciembre y cuyos niveles han sido superiores a los de la primera ola sin que todavía desciendan.
Esto ha hecho que el país haya superado ya los 60.000 fallecidos confirmados por covid-19, aunque el Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef), que registra las muertes sospechosas y otras relativas al desborde del sistema sanitario, arroja un volumen de más de 160.000 decesos.