El izquierdista Pedro Castillo disputará la Presidencia de Perú en segunda vuelta con la candidata de derecha Keiko Fujimori, según las proyecciones con el 95% de los votos escrutados. Ambos candidatos apenas sumarían 30% de las preferencias.
La sorpresa de las elecciones generales del domingo en Perú ha sido, sin duda, el maestro sindicalista de izquierda radical Pedro Castillo, quien logró ser el candidato presidencial más votado con 19,10%, según el último cómputo de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).
Ninguno de los candidatos superó el 50% de respaldo necesario para ganar los comicios, por lo que se realizará un balotaje el 6 de junio.
Durante la tarde del lunes, la lucha por el segundo lugar seguía siendo librada entre el economista de derecha Hernando de Soto, la populista de derecha Keiko Fujimori y el ultraconservador Rafael López Aliaga.
Sin embargo, con el paso de las horas, la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori logró ubicarse en el segundo lugar, con un 13,34%, superando a De Soto (11,64%) y López Aliaga (11,67%). Cifras similares a las del conteo rápido de la encuestadora Ipsos, que analizó el 100% de las actas de sufragio.
¿Quién es Pedro Castillo?
Sin embargo, Castillo, nacido en Cajamarca y de 51 años, no es precisamente un outsider.
En 2005 inició su carrera política como miembro del Comité de Cajamarca del partido Perú Posible. En 2017 se hizo conocido a nivel nacional al liderar una huelga de maestros por mejores salarios que duró meses, poniendo contra las cuerdas al Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. Desde entonces, Castillo ha recorrido el interior del país haciendo campaña política.
Entre las propuestas del líder del partido Perú Libre está la redacción de una nueva Constitución para debilitar a la élite empresarial y dar al Estado un rol más dominante en la economía del país.
Además, ha declarado abiertamente querer disolver el Tribunal Constitucional y regular la prensa “por el bien de la moral y las buenas costumbres del país”. También se ha manifestado enfáticamente en contra del aborto, del matrimonio homosexual y del enfoque de género.
Por otro lado, no oculta su afinidad con el Gobierno de Venezuela, al que califica de “democrático”.
“No es la primera vez que un candidato hace ese tipo de propuestas. Es un fenómeno que hemos visto desde los años 90, que es la pérdida profunda de capacidad representativa de los partidos políticos. En ciertas zonas del país se ha elegido mayormente a candidatos ‘diferentes’, que han expresado cierta distancia de algunas posiciones que han visto encarnadas en Lima, en un sector de la clase política que alguna vez se llamó tradicional, con una élite dominante económica. En el interior del país, incluso, se suele tener en cuenta el factor étnico”, explica a la Deutsche Welle Iván Lanegra, profesor de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Perú y Secretario General de la Asociación Civil Transparencia.
“Entre la peste y el cólera”
Pero las polémicas intenciones de Castillo no significan automáticamente un punto a favor para la populista de derecha Fujimori, quien tiene casi asegurado su pase a segunda vuelta.
Según los últimos sondeos, la candidata del partido Fuerza Popular era quien tenía el más alto porcentaje de rechazo: alrededor del 60% de encuestados nunca votaría por ella. Una mochila pesada debido a sus errores políticos en el último quinquenio y las investigaciones en su contra por corrupción.
Hace solo un mes, la Fiscalía peruana pidió 30 años de cárcel para ella por lavado de activos.
En opinión de la politóloga Bettina Schorr, del Instituto de Estudios Latinoamericanos de Berlín (LAI), el resultado de las elecciones es “realmente un desastre” para Perú: “Esto es ahora como tener que elegir entre la peste y el cólera. Me parece casi increíble que Keiko Fujimori pase a segunda vuelta, después de las acusaciones de corrupción en su contra y después de entorpecer con su partido el trabajo del Congreso y del Gobierno en los últimos años”.
En el caso de Castillo, Schorr se muestra alarmada, especialmente, por su conservadurismo social y económico, pero que finalmente es el mismo que el de los otros candidatos de la derecha. “En cualquier caso, veo difícil que traigan mejores tiempos a Perú”, lamenta la politóloga alemana.
No obstante, el experto Lanegra recuerda que también en elecciones pasadas los candidatos han planteado cuestiones controvertidas, que en segunda vuelta han tenido que variar, porque ya no les alcanza el porcentaje para llegar a otros sectores, como ocurrió en 2011 con Ollanta Humala, quien terminó firmando una Hoja de ruta comprometiéndose a no hacer mayores cambios si ganaba las elecciones.
“Incluso cuando llegan al gobierno tienen que hacer cambios, porque no es posible llevar a cabo alguna de las cuestiones planteadas o porque ellos mismos, por necesidad de ganar nuevos aliados, tienen que también hacer ajustes en sus planteamientos”, señala Lanegra.
El Congreso más disperso de la historia
Mientras tanto, lo que sí quedará definido en esta primera vuelta es la composición del nuevo Congreso, con al menos 11 bancadas. De los 130 escaños, el partido Perú Libre obtendría 32, Fuerza Popular 22 y Acción Popular 21. El resto quedaría repartido entre ocho partidos.
“Eso es todo un récord y no uno realmente positivo. Este va a ser posiblemente el Congreso más disperso de nuestra historia. Ese es nuevamente otro indicador que expresa la división de los resultados”, anota el politólogo peruano.
Según Lanegra, si se quiere cierto orden en el manejo tanto del Parlamento como de la relación Parlamento- Gobierno, esta realidad obliga a hacer coaliciones y acuerdos parlamentarios formales, en los que las bancadas decidan trabajar juntas en determinados temas de agenda: “Debido a que las bancadas son pequeñas minorías, el Gobierno necesita una coalición parlamentaria mínima que le garantice cierta capacidad de acción, por ejemplo, para tener una mayoría que evite que el presidente sea destituido. Esa es la única salida, porque sino vamos a tener una repetición de lo que tenemos ahora”.
Por otro lado, estos resultados electorales en Perú no harían otra cosa que confirmar la tendencia polarizante que vive la región: “Es bastante congruente con lo que pasa en América Latina, donde tenemos estos dos polos opuestos en distintos países. Lo vimos también con las elecciones del domingo en Ecuador o hace poco en Bolivia y Brasil. Todo eso permite visibilizar muy bien la polarización y también la falta de alternativas para mucha gente en la región que no se siente escuchada”, resume la politóloga Schorr.