Esta semana hubo conmoción en Brasil por dos asaltos de película. En la noche del martes, hombres fuertemente armados atracaron diversos bancos en Criciúma, en el sur del país, sumiendo a sus habitantes en la angustia y el temor. El alcalde Clésio Salvaro llamó en redes sociales a los ciudadanos a no abandonar sus casas.
Según los medios, los asaltantes tomaron varios rehenes y los utilizaron como escudos humanos. Las víctimas resultaron ilesas.
Otro asalto al día siguiente en la ciudad de Cametá, en el norte del país, resultó más sangriento. Más de 20 atracadores irrumpieron en una sucursal y tomaron rehenes. Uno de los rehenes murió y otro resultó herido. Los ladrones pudieron escapar.
Incluso en Brasil este tipo de asaltos espectaculares en tan corto período de tiempo son raros y han generado muchos titulares. Sin embargo, la violencia armada forma parte de la vida cotidiana del país, ya sea en forma de asaltos como estos, tiroteos entre bandas de drogas o milicias y balaceras durante redadas policiales.
Moverse de forma más segura
Sólo en el estado de Río de Janeiro hubo durante este 2020 al menos 3.000 balaceras. No son datos oficiales, sino información proporcionada por la aplicación Onde Tem Tiroteio (dónde hay un tiroteo, OTT), que advierte a los usuarios de las balaceras y estos a su vez pueden reportar dónde se están produciendo.
Fue creada en 2016 por cuatro amigos en Río de Janeiro. “Todos nosotros hemos vivido incidentes delicados y se nos ocurrió que no había posibilidad alguna de informarse en tiempo real sobre calles y situaciones peligrosas”, dice Dennis Coli, programador y responsable de la parte técnica y de la publicidad. “Nuestro objetivo principal es que la gente pueda ir más segura de un lado a otro con nuestra ayuda”.
Por su parte, Benito Quintanilha, Henrique Coelho y Marcos Baptista se ocupan de tareas diarias, como tratar de verificar las informaciones recibidas sobre balaceras. Los usuarios reciben alertas en sus celulares cuando algo sucede en su entorno. Las novedades pueden ir siguiéndose minuto a minuto y se pueden localizar los incidentes en un mapa.
Las aplicaciones revelan la magnitud de la violencia
Fogo Cruzado es una aplicación similar, desarrollada por la periodista Cecília Olliveira en colaboración con Amnistía Internacional. Fogo Cruzado reúne aún más datos que OTT, como por ejemplo si hay fuerzas de seguridad implicadas en la balacera y cuántos muertos y heridos hay.
Sólo en 2020, casi 800 personas perdieron la vida en tiroteos sucedidos en el estado de Río de Janeiro.
OTT también procesa los datos y los pone a disposición de periodistas y autoridades en caso de ser requeridos, pero el objetivo es usarla para proteger las personas de peligros inmediatos. En cambio, para Fogo Cruzado la idea desde el principio es dar a conocer a la sociedad y a los políticos la magnitud del problema de la violencia.
Red de colaboradores ayuda en la verificación
Fogo Cruzado dispone de más recursos y personal, pero OTT cuenta con más usuarios.
Fogo Cruzado ha sido descargada 250.000 veces, mientras que OTT 1,2 millones. Además, según Coli, Quintanilha, Coelho y Baptista, 4,5 millones de personas los siguen en redes sociales. Coli no considera que OTT y Fogo Cruzado sean competencia, sino que se trata sencillamente de dos ofertas que con sus “respectivas posibilidades” pueden ayudar.
“Con nosotros, son los propios usuarios quienes reportan incidentes. Y para verificarlos recurrimos a personas en la escena del crimen. Si, por ejemplo, recibimos un mensaje de que hay un tiroteo en la Rocinha (una favela de Río de Janeiro), se lo reenviamos a nuestro grupo de ayudantes allí, que son personas como residentes y taxistas”, dice.
Ambas aplicaciones ya están disponibles en otras localidades. El objetivo a largo plazo es darle advertencias a todos los ciudadanos de Brasil. La demanda está asegurada, porque Brasil es uno de los países más violentos del mundo, con 10.000 homicidios al año.
“En realidad es triste que la gente necesite una aplicación como la nuestra”, reflexiona Coli. A él mismo, padre de familia, lo superó el temor de exponerse diariamente a la criminalidad de Río de Janeiro y acabó emigrando con su familia a Estados Unidos. “Me encanta la ciudad, es maravillosa. Pero la criminalidad sencillamente limita demasiado tu vida”.