Ocho recolectores de café murieron en Antioquia y otras cinco personas fueron asesinadas en Cauca el fin de semana, informaron las autoridades.
La violencia que parece no tener fin volvió a sacudir los campos de Colombia el fin de semana, con la masacre de ocho campesinos recolectores de café en una finca del departamento de Antioquia, en el noroeste del país, y de otras cinco personas en Cauca, en el suroeste.
Una de las masacres fue perpetrada en una finca del caserío de La Julia, en el municipio de Betania (Antioquia), hasta donde llegaron unos diez hombres que abrieron fuego contra los recolectores que estaban en un dormitorio, en donde había 14 campesinos.
Esta matanza sigue a una ocurrida el pasado 3 de noviembre en la que cinco personas fueron asesinadas en una zona rural del municipio de Nechí, también en Antioquia, donde fueron atacados a tiros quienes departían en un billar.
El alcalde de Betania, Carlos Mario Villada, explicó que en esta parte del país opera el Clan del Golfo, la mayor banda de delincuencia surgida del paramilitarismo, y que está en disputa con una de sus disidencias por el control de la cadena del narcotráfico.
Inmersos en la “fiebre del oro”
La noche del sábado cinco personas fueron asesinadas y dos más resultaron heridas en el corregimiento de El Mango, en Argelia. Entre las víctimas está Libio Chilito, un líder social del municipio, destacó el diario El Tiempo.
Según Camilo González, director de la ONG Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), en el suroeste antioqueño “hay una fiebre del oro” que, sumado al microtráfico y la extorsión, lleva a los grupos armados a disputarse el poder. Además del ‘clan’, allí también delinquen ‘los Caparros’.
Una disputa similar, indicó González, ocurre en Cauca entre las disidencias de las guerrillas de las FARC y ELN, principalmente, por el control de las rutas del narcotráfico.
El ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, quien viajó a Betania, condenó la masacre y reiteró que detrás de los asesinatos de líderes sociales y de campesinos está el narcotráfico y los paramilitares.
“Aquí tenemos una disputa entre el Clan del Golfo y las Autodefensas Gaitanistas por plazas de microtráfico en el municipio y eso es lo que tiene alterada la situación”, aseguró por su parte el alcalde.