El presidente peruano, Martín Vizcarra, que hizo de la lucha contra la corrupción su principal bandera, navegando a contracorriente de la clase política, fue destituido el lunes por el Congreso durante un segundo juicio político en menos de dos meses.
Invocando apego a la verdad y a la transparencia, Vizcarra confiaba en salir airoso del nuevo juicio político relámpago en el Congreso por supuesta “incapacidad moral”, tras negar que hubiese recibido coimas por contratos de obras públicas en 2014, cuando era gobernador de la región sureña de Moquegua.
“No he cobrado soborno alguno”, afirmó, al defenderse personalmente ante el plenario, sin recurrir a un abogado.
La tenacidad y honestidad que predicaba le ayudó a librarse del primer proceso de destitución, que lo tuvo contra las cuerdas el 18 de septiembre por aparentemente inducir a mentir a dos colaboradoras en investigaciones del Parlamento y la Fiscalía por unos cuestionados contratos con un cantante.
Aunque su imagen quedó mellada y su poder debilitado, sobrevivió para hacer frente a los problemas que marcan la agenda de Perú: pandemia, recesión económica, un brote de difteria y las elecciones de abril de 2021, en las que no puede ser candidato.
Sus adversarios en el Congreso alegan que habría recibido coimas cuando era gobernador, en un caso investigado por la Fiscalía desde 2018, pero que recién ahora ganó notoriedad hace unas semanas por unos reportajes de prensa.
Vizcarra negó esos pagos y atribuyó la moción en su contra a una maniobra para retrasar las elecciones generales de abril 2021, y prolongar el mandato del actual Congreso.
Sin partido político ni bancada en un Congreso controlado por una oposición populista, Vizcarra fracasó en tender puentes con el parlamento.
Sin embargo, la principal razón por la que no dio un paso al costado era por el respaldo de la gente: nueve de cada diez peruanos preferían que completara su mandato y fuese investigado después por la fiscalía, según un sondeo del Instituto de Estudios Peruanos.
En 32 meses de gestión, el mandatario de centroderecha tuvo niveles récord de aprobación por sus reformas para prevenir la corrupción en un país donde los cuatro anteriores presidentes quedaron bajo investigación por el escándalo de la constructora brasileña Odebrecht.
Su destitución fue calificada como un “golpe de estado disfrazado” por el popular exalcalde y aspirante a la presidencia en 2021 George Forsyth, mientras que el arzobispo de Lima, Carlos Castillo, afirmó que al Congreso le faltó “sentido de la proporción”, lo que es “algo muy grave.
“Lo que ha pasado en el Congreso es vergonzoso e indignante”, dijo por su parte la excandidata presidencial izquierdista Verónika Mendoza.
“Firmes contra la corrupción”
“Seremos muy firmes en el combate contra la corrupción y contra todas aquellas acciones que estén reñidas por la ley”, dijo Vizcarra ante el Congreso al asumir el mando el 23 de marzo de 2018.
Esas palabras serían una suerte de declaración de principios, convertidas en su sostén principal para elegir sus batallas apelando a los “indignados” de la calle.
De 57 años, este ingeniero provinciano sin lazos con la élite limeña asumió para gobernar hasta julio de 2021 de modo de completar el mandato de cinco años del renunciado Pedro Pablo Kuczynski, de quien era vicepresidente.
Sencillo y meticuloso
“Es mucho más cuidadoso en la administración de su imagen” y “mucho más ubicado políticamente”, dijo a la AFP el analista Fernando Tuesta, al compararlo con Kuczynski.
Quienes lo conocen resaltan la sencillez de Vizcarra y aseguran que es un meticuloso gestor, cuidadoso con el gasto público y un convencido de que el desarrollo empieza por la educación.
Casado con Maribel Díaz, una maestra de escuela, la pareja tiene cuatro hijos.
En 2008 lideró en Moquegua una protesta durante diez días contra la minera Southern, en demanda de una mejor distribución de los fondos sociales que genera la minería para esa región marcada por las desigualdades.
Aquello sacó del anonimato a este egresado de la Universidad Nacional de Ingeniería, en Lima, que se ganaba la vida con su empresa constructora.
Tres años después incursiona en política y es elegido gobernador de Moquegua (2011-2014). Uno de sus principales logros fue convertirla en una de las regiones con mayor inversión del PIB en educación.
En 2016, Kuczynski lo invitó a ser candidato a la primera vicepresidencia para atraer el voto del sur peruano.
Nació en Lima el 22 de marzo de 1963 luego de una emergencia médica de su madre, pero creció en Moquegua. Sus padres lo nombraron en honor al santo peruano Martín de Porres, a quien lo encomendaron cuando casi muere por una complicación pulmonar al poco tiempo de nacer.