El economista de izquierda Luis Arce, delfín del exmandatario Evo Morales, asumió este domingo la presidencia de Bolivia en un acto realizado en el Congreso bicameral de La Paz, tras ganar cómodamente las elecciones generales el pasado mes.
El vicepresidente aymara David Choquehuanca, investido previamente en el cargo, fue el encargado de tomar juramento al nuevo mandatario ante la presencia de los nuevos parlamentarios e invitados especiales como el rey Felipe VI de España y los presidentes de Argentina, Colombia y Paraguay.
Con la mano derecha a la altura del corazón el nuevo mandatario respondió con un “Sí, juro”. Luego él y el resto de asistentes a la ceremonia entonaron el himno nacional.
“Iniciamos una nueva etapa en nuestra historia y queremos hacerlo con un gobierno que sea para todos y todas sin discriminación de ninguna naturaleza. Nuestro gobierno buscará reconstruir nuestra patria en unidad para vivir en paz”, declaró Arce en su discurso tras ser juramentado por su vicepresidente, David Choquehuanca.
“Nos comprometemos a rectificar lo que estuvo mal y a profundizar lo que estuvo bien”, agregó.
La asunción de Arce, exmiministro de Econonomía de Morales (2006-2019), marca el retorno al poder del Movimiento Al Socialismo (MAS), tras la renuncia del exmandatario en junio de 2019, en medio de una fuerte convulsión social.
Como delfín de Morales, Arce ganó las elecciones del 18 de octubre en primera vuelta con un contundente 55% de los votos, más de 26 puntos por encima de su principal rival, el centrista Carlos Mesa.
Morales retornará el lunes desde la frontera con Argentina, país donde su refugió tras un breve asilo en México, para recorrer unos 1.110 kilómetros por tierra hasta la región cocalera del Chapare, donde le esperan sus bases campesinas.
“Mejores relaciones con EEUU”
Antes de asumir, Arce expresó su confianza en que las relaciones con Estados Unidos se fortalecerán tras la elección de Joe Biden. Ambos países carecen de embajadores desde 2008.
“Con un nuevo gobierno auguramos mejores relaciones que se traduzcan en bienestar de nuestros pueblos”, tuiteó Arce.
Arce ganó de forma contundente las elecciones del 18 de octubre, que sustituyeron los comicios de 2019, que marcaron la caída de Morales tras 14 años en el poder.
Durante la campaña, Arce alzó la bandera de la bonanza económica del gobierno de Morales (2006-2019), de quien fue ministro de Finanzas, época de elevado crecimiento del PIB y activa participación estatal en la economía, así como de reducción de la pobreza.
Sin embargo, el artífice de ese “milagro” económico tiene retos por delante en un país polarizado y en recesión. Además, debe mostrar que él es quien lleva las riendas de Bolivia y no su mentor, según los analistas.
Un enorme desafío para Arce “es afianzar su propia legitimidad ante una figura tan fuerte y además tan agresiva mediáticamente como la de Evo Morales”, dijo a la AFP la politóloga Ximena Costa.
“Hay una parte de la sociedad que no quiere el retorno de Evo Morales y está en manos del próximo presidente hacer un gobierno diferente”, declaró por su lado el analista político Carlos Cordero a la AFP.
Morales, de 61 años, regresará a Bolivia este lunes, un año después de renunciar tras perder el apoyo de las fuerzas armadas y la policía, en medio de protestas en su contra y denuncias de fraude electoral cuando buscaba un polémico cuarto mandato consecutivo.
El exmandatario ingresará en caravana por la frontera con Argentina y emprenderá un recorrido de 1.100 kilómetros hasta el Trópico de Cochabamba, donde emergió como líder de los cocaleros, en una travesía que amenaza con acaparar la atención nacional e internacional y opacar la agenda de Arce en La Paz.
Medidas de ajuste
Otro enorme desafío del nuevo mandatario es la recuperación de la economía boliviana, muy golpeada por la pandemia del coronavirus.
“Va a tener un gobierno que tomará algunas medidas de ajuste que lo desgastarían de manera muy acelerada si no se las toma como resultado de un consenso con las bancadas de la oposición”, expresó Costa.
En junio pasado, a economía mostró una tasa de crecimiento de -11%, un déficit fiscal del 9%, mayores niveles de endeudamiento, disminución de ingresos fiscales y pérdida de reservas.
En este contexto adverso, Arce deberá demostrar su capacidad de volver a hacer milagros, pero le será difícil sin respaldo político más allá del MAS. Para ello debe dar pasos de acercamiento hacia sus adversarios.
Los analistas consideran que para mostrar buena voluntad, el partido debería anular la decisión del parlamento saliente que modificó un reglamento interno reduciendo el quorum para aprobar ciertas disposiciones.
Tal modificación de último minuto busca asegurar que el MAS siga controlando el Congreso boliviano a pesar de haber perdido su mayoría de dos tercios, quedando ahora con mayoría simple.