En Brasil, el Partido de los Trabajadores, del ex presidente Lula, y varios movimientos de izquierda han presentado una solicitud de destitución del presidente Jair Bolsonaro. Pero el mandatario ya ha tomado precauciones.

El presidente brasileño de extrema derecha está acusado de crimen de responsabilidad, de atentar contra la salud pública y de poner en peligro la vida del pueblo brasileño por su manejo de la crisis contra la pandemia del coronavirus, calificado de “irresponsable”.

En el poder desde enero de 2019, Jair Bolsonaro ha adoptado una serie de políticas de seguridad conservadoras. Pero, desde la aparición de la pandemia del coronavirus, su estilo polémico ha ofuscado a muchos brasileños, especialmente por haber minimizado el peligro. El país es hoy el tercero con más casos en todo el mundo.

Su presencia en las manifestaciones antidemocráticas que piden la clausura del Congreso y el regreso de los militares al poder también es criticada por los que piden su destitución.

Quienes piden su destitución también critican su presencia en manifestaciones antidemocráticas, en las que se pide la clausura del Congreso y el regreso de los militares al poder.

El Presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, debe decidir si concede esta solicitud de destitución. Pero las posibilidades de que Jair Bolsonaro se vaya son limitadas, como admite la ex presidenta de la izquierda Dilma Rousseff, ella misma depuesta en 2016.

“No creo que haya un número suficiente de diputados para votar a favor de la destitución”, dijo. Jair Bolsonaro ha conseguido el apoyo de pequeños partidos de derecha en las últimas semanas para asegurar una minoría que le permite el bloqueo de proyectos en el Congreso.