El papa Francisco recibió este jueves en el Vaticano al expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, un encuentro privado y particularmente significativo tras haber pasado poco más de año y medio en la cárcel.
Lula llegó al Vaticano hacia las 15H30 local a bordo de un automóvil con vidrios oscuros, constató un fotógrafo de la AFP.
La reunión duró cerca de una hora y no será divulgado un comunicado oficial por parte de la Santa Sede debido a su carácter privado.
El expresidente brasileño pidió que se aplazara el interrogatorio previsto en Brasilia para el 11 de febrero para poder viajar a Italia y al Vaticano entre el 12 y 15.
Lula espera en libertad el resultado de un recurso contra la pena por corrupción que considera ante todo una conspiración político-judicial para impedir que la izquierda vuelva al poder.
La víspera del encuentro había anunciado en twitter: “Voy a visitar al papa Francisco para agradecer no solo su solidaridad conmigo en un momento difícil, sino sobre todo su dedicación al pueblo oprimido. También quiero debatir la experiencia brasileña en el combate a la miseria”.
Según la prensa brasileña, la audiencia papal fue gestionada por el presidente argentino Alberto Fernández durante su reciente visita al Vaticano a fines de enero.
Condenado a 8 años y 10 meses de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero, el exgobernante izquierdista de 74 años, fue excarcelado en noviembre gracias a una modificación de las normativas, después de haber estado preso en Curitiba (sur) durante un año y medio.
La justicia brasileña pospuso para el 19 de febrero el interrogatorio programado para el día 11 de febrero.
El interrogatorio está relacionado con la “Operación Zelotes”, en la cual Lula está acusado de “corrupción pasiva” como presunto partícipe en la venta de una ordenanza que prorrogó la validez de incentivos fiscales para montadoras de automóviles.
Durante los años de encarcelación del expresidente fueron organizadas numerosas manifestaciones en Italia de solidaridad para pedir su libertad y denunciar “el ataque jurídico y mediático” contra su figura.