Las coyunturas, propias del periodismo, no dejan ver las estructuras, propias de la Historia y de la literatura en general. Por eso es interesante asomarse a la semblanza del expresidente de Bolivia Carlos D. Mesa sobre el expresidente Evo Morales.
Está en su libro de 2013 La sirena y el charango, ensayo sobre el mestizaje y fue actualizada a tenor de su reciente renuncia. Extracto a continuación:
Morales asumió que había llegado al poder para quedarse apoyado en la “ética” pragmática de los radicales, aquella que reza que quien ha hecho una revolución (que no existió, porque el Movimiento al Socialismo llegó al poder por el voto popular) no puede entregarla por el voto a la “reacción”.
Apostó al absurdo, que ganaría todas las elecciones para ser caudillo vitalicio del país. Creyó que la vulneración de la Constitución, la burla sistemática del sufragio popular podrían “manejarse”, que las tormentas democráticas en su contra serían pasajeras.
Con esa premisa, violó la Constitución Política de 2009 para habilitarse ilegalmente como candidato para el periodo 2015-2020, burló el Referendo de 2016 con una interpretación inaceptable de un artículo de la Carta Interamericana de los DDHH, con ese argumento fue habilitado por los tribunales Constitucional y Electoral como candidato para las presidenciales de 2019, y ya en la enajenación total de la realidad, perpetró el más gigantesco fraude desde la reinstauración de la democracia en 1982.
Ahora queda construir la paz, enfrentando al caudillo que lo único que quiere es el caos promovido por sus seguidores (quizás algo más del 35% del país), a través de las minorías eficaces que dirige y a partir de una Asamblea Legislativa que sigue controlando. El nuevo gobierno legítimo y constitucional debe responder con templanza, vocación y conciencia de que su único rol es recuperar el orden y la paz en la nación.
Afortunadamente ha conseguido consenso en la Asamblea, a pesar de la mayoría masista para convocar a elecciones libres, limpias y transparentes que resuelvan la grave crisis generada por un iluminado, hijo de sus propias contradicciones interiores.
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