Bolivia: entre la anarquía y la democracia en riesgo

“Despojémonos de colores, de posiciones radicales. Lo que nuestro país busca en este momento es la paz”, dijo en el pleno la nueva presidenta del Senado boliviano, Mónica Eva Copa Murga, líder del Partido Movimiento al Socialismo (MAS) el pasado 15 de noviembre. La de Copa, política y trabajadora social, es una postura conciliatoria que por estos días es una luz hacia el consenso que urge entre las partes enfrentadas por el poder y la razón en Bolivia.

A pesar de este y otros llamados a la mesura, “preocupa sobremanera que actualmente son las voces de radicales de ambas partes las que, lamentablemente, encuentran más eco en muchos medios”, declaró a la televisión alemana DW, Almut Schilling-Vacaflor, socióloga y antropóloga de la Universidad de Viena, especializada en Bolivia.

La nueva voz conciliadora de Morales

“En el MAS no queremos más muertes. Queremos trabajar en democracia, queremos dar la respuesta más rápida a nuestro país para una elección sana, saludable y pronta”, reiteró Mónica Eva Copa, convocando a la oposición a “trabajar de manera conjunta”.

A su vez, Evo Morales, acusado de “azuzar el caos” desde México, le confesó este 18 de noviembre al periodista Aitor Sánz, del portal español NIUS, que “sí quiere el diálogo con opositores, movimientos sociales y el gobierno facto, y que ese sería posible sin él”. Por lo pronto, las protestas mantenían bloqueadas refinerías como la de Senkata, en la ciudad de El Alto, donde partidarios de Morales siguen exigiendo la renuncia de la presidenta interina Jeanine Áñez.

“Lo que no parecen entender aún algunos líderes del MAS es que el único mandato de Jaenine Áñez es llamar a elecciones”, explica a DW el politólogo Iván Velázquez, de la Universidad Mayor de San Andrés, con sede en La Paz. “Además de convocar a elecciones en 90 días (que debieran tener lugar hasta el 10 de febrero), el Gobierno transitorio debe renovar el Órgano Electoral y todos sus entes; como el Tribunal Electoral”, agrega Velázquez.

El pasado 10 de noviembre, la Fiscalía General ordenó la detención de los integrantes de los tribunales electorales, sindicados de fraude electoral en la elección del 20 de octubre.

Por su lado, el Gobierno de transición tampoco se ha abstenido de atizar la hoguera de la división en un Estado laico con el porte de una inmensa Biblia al Parlamento. La quema de la wiphala, el símbolo constitucional de los pueblos indígenas de Bolivia, por parte de desconocidos opuestos al MAS, tampoco aporta a la recuperación de la confianza.

DW
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Fuerzas Militares, ¿de institución a instrumento?

La mayor sombra sobre Áñez son los nueve muertos del 15 de noviembre en una refriega entre cocaleros afines a Evo Morales y las fuerzas del orden. Justo tras estos disturbios, el Ejecutivo provisional expidió un decreto que exime de responsabilidad penal a policías y militares “si actúan de forma proporcional y en legítima defensa”. Una decisión rechazada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH); que anunció una “visita de trabajo” a Bolivia entre el 22 y el 25 de noviembre. HRW expresó igualmente su estupor.

“Eximir a las fuerzas del orden de la responsabilidad de sus acciones en días de caldeadas protestas es abrirle la puerta a posibles violaciones de derechos humanos”, critica Schilling-Vacaflor, quien reconoce que “la actual situación de policías y soldados es muy difícil”, dejando constancia de que la conducta de las Fuerzas Armadas no ha sido del todo “proporcional”.

El papel de las FF.AA. en Bolivia sigue siendo ambivalente e imposible de pronosticar, aduce la antropóloga Almut Schilling-Vacaflor, porque “si bien le dijeron a Evo Morales no querer dirigir sus armas contra la población, bajo el Gobierno interino parecen haber vuelto a la confrontación”. Hasta ahora, según la experta, “no es de esperarse que los militares regresen a las viejas fórmulas de toma del poder por las armas”.

En hechos en los cuales aún no se han establecido los autores, habrían muerto ya 23 personas desde la renuncia de Evo Morales, el 10 de noviembre.

Informar se ha vuelto otro reto en Bolivia, no solo por la avalancha de noticias falsas de todos los bandos, sino por la advertencia de la misma ministra interina de Comunicación, Roxana Lizárraga, de procesar a “pseudoperiodistas” que alienten la sedición en el país. Otra acción, cuya legalidad e impacto quedan por esclarecer.

La Unión Europea sería una mediadora bienvenida

Las esperanzas de mediación están puestas en la oferta de la Unión Europea y su Embajador en Bolivia, León de la Torre. Evo Morales, propuso, además, en NIUS al expresidente Felipe González como posible mediador. Para el analista Iván Velázquez es importante que “en bien de la transparencia, se determinen rápidamente términos y plazos para la realización de las elecciones”.

Según Almut Schilling-Vacaflor, del Instituto alemán de Estudios Latinoamericanos (GIGA), con sede en Hamburgo, uno de los factores que dificulta obtener un panorama claro de lo que sucede actualmente se debe a que desde el exterior, y dentro del mismo país, se están proyectando las ideas y convicciones preconcebidas sobre los indígenas, el proyecto de Evo Morales y toda la sociedad boliviana”.

“No fomentar la deshumanización del rival político”

A pesar de los logros indiscutibles del Gobierno de Evo Morales, que sacó a la población indígena y mayoritaria de Bolivia de la resignación a la segregación, es importante destacar que “la línea de la división en Bolivia no corre necesariamente entre indígenas y no indígenas, ni entre La Paz y Santa Cruz, ni entre ‘imperialismo’ versus ‘movimiento indígena progresista’ sino entre quienes se han visto favorecidos o relegados por el mismo Gobierno de Morales, luego entre las mismas comunidades indígenas, sean de la sierra o las llanuras”, explica más concretamente Schilling-Vacaflor, doctora en Desarrollo Social y Político de Bolivia”, y agrega que “en el seno de las comunidades indígenas surgieron diferencias no saldadas sobre la concepción de la democracia, los derechos indígenas, el medio ambiente y el desarrollo sostenible”.

Brechas que ahora hay que salvar, y no ahondar, como reclaman también profesores de Universidad de San Andrés (CIDES-UMSA), que lanzan un mensaje a la comunidad académica internacional instando a “priorizar la pacificación, el respeto a los derechos fundamentales, civiles y políticos, procurando la reconciliación y evitando toda forma de censura, represión y persecución política, venga de donde venga”.

La democracia en Bolivia está en alto riesgo, y las propagandas de desinformación generan tanta desazón, que la antropóloga de la Universidad de Viena insta a “no fomentar la deshumanización del rival político”.

AIZAR RALDES / AFP
AIZAR RALDES / AFP