Los argentinos eligen este domingo presidente entre modelos antagónicos para enfrentar su peor crisis económica en 17 años, con una deuda millonaria y un mercado crispado que provocó esta semana una nueva depreciación monetaria de 5,86%, en un clima de agitación política y social en la región.
El presidente liberal Mauricio Macri aspira a ser reelecto, para lo cual debe revertir el resultado de las primarias del 11 de agosto, en las que quedó a casi 17 puntos del opositor Alberto Fernández, un peronista de centro-izquierda cuya compañera de fórmula es la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).
La diferencia a favor de Fernández se fue ampliando desde las primarias, según sondeos.
“Renace la esperanza (…) Cristina y Alberto representan eso”, resumió el sentir de muchos argentinos José Murad, un educador de 44 años, en el acto de cierre de campaña de Fernández la noche del jueves en Mar del Plata.
En un país en recesión desde hace más de un año, con alta inflación (37,7% a septiembre), aumento de la pobreza (35,4%) y con los mercados en ebullición, las miradas están puestas en lo que sucederá el lunes, tras la jornada electoral.
De confirmarse en las urnas los pronósticos, Fernández podría ganar en primera vuelta, ya que le alcanza con obtener más del 45% de los votos o más del 40% y superar en más de 10 puntos al segundo más votado. De lo contrario, el balotaje será el 24 de noviembre.
La grieta
Quienquiera que resulte electo gobernará un país dividido. Para muchos un eventual retorno del peronismo es “un desastre”. Los medios han denominado este fenómeno como “la grieta”, la división entre kirchneristas y macristas.
“Creo en Mauricio, le hace falta tiempo para cambiar esto. Y por supuesto los Fernández, ni pensarlo. Ya demostraron lo que hacen”, comentó Alejandro Arguello, de 53 años, en el acto de cierre de campaña del presidente en Córdoba.
Dando por seguro su triunfo, Fernández declaró: “Que los argentinos estén tranquilos, vamos a respetar sus depósitos en dólares”. Aludió al fantasma del “corralito” durante la crisis del año 2001, cuando se retuvieron depósitos bancarios y se pesificaron los que eran en dólares.
Con décadas de inflación y devaluaciones cíclicas, los argentinos están acostumbrados a refugiarse en el dólar como forma de ahorro por lo que los controles de cambio y de capitales los ponen en alerta.
La moneda argentina se depreció un 70% desde enero de 2018. En la semana previa a los comicios se recalentaron los mercados y el tipo de cambio, que el viernes pasado era de 60,73 pesos por dólar, se ubicó este viernes en 64,51 pesos, una depreciación de 5,86% al cierre del horario bancario.
“Vine a cambiar dólares porque como se vienen las votaciones sabemos que todo se va a ir para arriba (encarecer)”, dijo a la AFP Cristian Golán, un chofer de 23 años, a las puertas de una casa de cambio.
En medio del nerviosismo de la gente que se agolpó a comprar dólares para cubrirse, corren rumores de un feriado bancario y cambiario para lunes y martes.
“Está muy difícil (comprar dólares). Hay un par de lugares donde ya no hay y está explotado (lleno) de gente, hay lugares donde el dólar blue (mercado negro) está como en 71 pesos”, dijo Bárbara, una estudiante de 29 años.
A mediados de 2018, en medio de una corrida cambiaria, Macri acudió al Fondo Monetario Internacional (FMI) que le otorgó un auxilio financiero de 57.000 millones de dólares a tres años, a cambio de un programa de fuerte ajuste fiscal, que le jugó en contra al presidente a la hora de la votación.
Aún falta la liberación de 13.000 millones, pero el FMI espera el resultado electoral para negociar.
¿Sí se puede?
Fernández plantea una tregua de 180 días a sindicatos y movimientos sociales para retomar el crecimiento económico.
Bajo el lema “Sí, se puede”, Macri pide un voto de confianza pues asegura que la mejoría económica vendrá ahora, tras haber “consolidado las bases” con su política de austeridad.
Los primeros resultados se conocerán a las 21:00 y los definitivos pueden estar a la medianoche, adelantó el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
Con las preferencias acaparadas por Fernández y Macri, esta primera vuelta, a la que están convocados 34 millones de argentinos luce prácticamente como un balotaje. Los otros cuatro candidatos suman entre todos menos de 15%, siendo el exministro de Economía Roberto Lavagna el mejor posicionado.
También se renueva la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado y se elige gobernador de la provincia de Buenos Aires y alcalde de la capital.
Argentina acude a esta elección en momentos de crispación y descontento en la región, con protestas y disturbios violentos en Chile, Bolivia, Haití y Ecuador.