Decenas de miles de estudiantes y profesores se movilizaron el jueves en varias ciudades de Brasil, en una nueva jornada de protestas contra el bloqueo de fondos para las universidades federales decidido por el gobierno de Jair Bolsonaro.
Las manifestaciones en Sao Paulo y Rio de Janeiro lucían menos masivas que las del 15 de mayo, cuando mas de 1,5 millones se manifestaron en unas 200 ciudades (según los organizadores). Pero así y todo se desarrollaron en un centenar de ciudades, y ocuparon en muchos casos manzanas enteras, de acuerdo con reporteros de la AFP e informes de medios locales.
Las marchas se produjeron en un clima de fuerte polarización política y social, después de los actos del domingo pasado de los partidarios del gobierno de ultraderecha.
“Las universidades públicas federales son muy importantes, son las mejores del país. Estoy aquí para intentar revertir [los cortes]”, dijo a la AFP Isadora Duarte, una estudiante de Farmacéutica de 24 años, en el centro de Rio de Janeiro, donde se desarrollaba una de las protestas.
Una de las banderas que encabezaba la marcha decía: “Bolsonaro, enemigo de la Educación”.
Los participantes también criticaron otros planes del gobierno, como la reforma del sistema jubilatorio. Algunos manifestantes ondeaban igualmente banderas en apoyo al encarcelado expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva.
El Ministerio de Educación advirtió este jueves en un comunicado que los profesores, alumnos e incluso los padres no estaban “autorizados a divulgar y estimular protestas durante el horario escolar” y alentó a la población a “denunciar” ante el ministerio la “promoción de eventos de ese cuño”.
Algunos estudiantes o funcionarios de instituciones públicas no quisieron ser entrevistados por la AFP durante la manifestación en Rio, según afirmaron, para evitar represalias.
“Protestar es la única forma que tenemos de manifestarnos y demostrar que no concordamos con el gobierno. Estamos en una democracia, tenemos el derecho de discordar”, defendió Duarte.
El arquitecto e investigador Guilherme Adamo, de 42 años, cree que el gobierno debe conversar.
“A este gobierno le falta un poco de diálogo con la sociedad, precisa explicar mejor [sus iniciativas] e intentar solucionar el problema de otra forma. Porque desarrollar la investigación, la educación, es invertir en el futuro”, afirmó desde la protesta en Sao Paulo, donde los manifestantes desplegaron una bandera gigante con la frase “Brasil se une por la educación”.
Estudiantes “coaccionados”, según ministro
La movilización de hace dos semanas fue convocada contra los planes del ministro de Educación, Abraham Weintraub, de bloquear recursos, incluyendo el 30% del presupuesto destinado a gastos generales de mantenimiento de las universidades federales.
Esas marchas se convirtieron en el primer movimiento social de envergadura enfrentado por Bolsonaro y no suavizaron sus críticas tras la decisión del gobierno de liberar algunos fondos para la educación.
Pese a que Bolsonaro bajó ligeramente el tono del enfrentamiento con los estudiantes -pasando de calificarlos de “idiotas útiles” el día de las protestas a “inocentes útiles”-, el ministro de Educación volvió a culpar el miércoles a los profesores de estar “coaccionando” a los alumnos para que acudan a las protestas, en un mensaje publicado en las redes sociales.
“No es mi caso”, dijo Joao Vitor Menezes, que a sus 21 años estudia diseño de modas y está buscando empleo.
“Vine aquí por mi propia voluntad, acabo de salir de una entrevista de trabajo y vine incluso para manifestarme sobre eso: el desempleo está muy alto, no tenemos cómo no salir a luchar por nuestros ideales. No es cortando en la Educación que la situación va a resolverse”, aseguró el joven durante la marcha en Rio.
Muy polémico por sus críticas al trabajo de las universidades federales y enfrentado a los colectivos de estudiantes, Weintraub aseguró igualmente que su cartera está “haciendo un esfuerzo muy grande para que el ambiente escolar no sea perjudicado por una guerra ideológica que perjudica el aprendizaje de los alumnos”.
Weintraub asumió la cartera en abril, tras la destitución de Ricardo Vélez Rodríguez, desgastado en pocos meses por una seguidilla de renuncias en cargos clave dentro del ministerio y sus propias declaraciones polémicas.