Expresidenta, senadora y ahora aspirante a la vicepresidencia de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, escuchó este martes los cargos en su contra en la primera audiencia de un juicio por corrupción que se lleva a cabo en paralelo con la campaña para las elecciones de octubre próximo.
Fernández, una abogada de 66 años que gobernó Argentina entre 2007 y 2015, tiene doce causas abiertas por presunta corrupción y cinco pedidos de prisión preventiva, de la que está exenta por sus fueros parlamentarios.
Sin hacer ninguna declaración, Fernández se sentó en la última fila de los acusados, rodeada por sus abogados.
La audiencia, dedicada exclusivamente a la lectura de cargos, duró tres horas. El tribunal convocó otra sesión para el próximo 27 de mayo en la que proseguirá con la lectura del expediente acusatorio, que consta de más de 600 folios.
A la salida del tribunal, la exmandataria sonrió y saludó brevemente con la mano a un grupo de partidarios que la esperó en la calle.
Graves acusaciones
El juicio contempla a la expresidenta y a otros doce acusados, entre los que destaca el empresario Lázaro Báez, dueño de la compañía Austral Construcciones.
Báez es considerado un amigo cercano de los Kirchner. En 2003, fundó la mencionada constructora, que llegó a experimentar un crecimiento exponencial gracias a múltiples contratos otorgados por el gobierno.
Durante los gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), a Austral Construcciones se le otorgaron 52 contratos por un monto que supera los 900 millones de euros.
Cristina Fernández está siendo señalada como la jefa de lo que sería una asociación ilícita. Los abogados de Fernández aseguran que las acusaciones son infundadas y que no hay pruebas de que haya habido favoritismo en el otorgamiento de los contratos.
Retrasos a la orden del día
El juicio contra Fernández ha visto un camino largo y rocoso desde un principio. La misma Cristina Fernández intentó aplazar el inicio del proceso, sin éxito. Sin embargo, problemas de salud de uno de los jueces pospusieron la fecha inicialmente prevista en febrero hasta este 21 de mayo.
Cuando el esperado juicio parecía inminente, la Corte Suprema de Justicia, a menos de una semana de la fecha prevista, solicitó los expedientes del caso con la justificación de que requería analizar varios reclamos presentados por los acusados.
Se asumió entonces que el proceso iba a extenderse incluso hasta después de las elecciones presidenciales previstas para el próximo 27 de octubre. Para sorpresa de muchos, la Corte Suprema de Justicia completó su tarea en tan solo dos días y reconfirmó el inicio del juicio y la comparecencia obligatoria de Cristina Fernández.
Sensible contexto electoral
El fallo de este juicio podría ser decisivo para el futuro político del país de cara a unos comicios en los que el actual presidente, Mauricio Macri, busca su reelección.
El pasado sábado, Cristina Fernández de Kirchner anunció su candidatura a la vicepresidencia de la mano de su exjefe de gabinete Alberto Fernández como presidente, con lo que el juicio adquiere una dimensión política incuestionable.
Para el analista político Enrique Daza, del Centro de Estudios Latinoamericanos en Bogotá, “es evidente que el juicio y el proceso legal que se ha visto en Argentina está altamente politizado”.
“Es muy difícil determinar si Fernández es culpable. Pero es evidente que la principal adversaria de la posición de Mauricio Macri es Cristina Fernández y que pretenden anularla políticamente”, estimó.
Sin embargo, la relevancia de este caso para la expresidenta podría no estar necesariamente relacionada con sus pretensiones electorales.
Leandro Querido, del observatorio Transparencia Electoral en Buenos Aires, considera que Cristina Fernández está contra las cuerdas.
“Cristina Fernández está preocupada y su principal objetivo no es electoral sino garantizarse su impunidad. El anuncio de la fórmula presidencial y el perfil de Alberto Fernández como candidato a la presidencia vienen a cubrir esa necesidad”, señaló.
Ambos expertos consultados por Deutsche Welle coinciden en que el juicio difícilmente tumbará las aspiraciones políticas de Cristina Fernández en el corto plazo. Para Enrique Daza, “Cristina tiene un electorado entusiasta y una favorabilidad muy alta.”
Leandro Querido va incluso más allá al evaluar la resistencia de los seguidores de Fernández.
“El núcleo de votos de Cristina Fernández de Kirchner es indivisible. No le impactan las denuncias de corrupción. Se asume lo corrupto y se justifica con el argumento de que todos son corruptos.”
Este juicio definirá probablemente el panorama electoral. Pero su efecto más palpable podría no darse sino hasta en un posible gobierno Fernández-Fernández, donde Argentina podría llegar a ver a una vicepresidenta en funciones condenada durante su período de gobierno, sumando a la profunda crisis económica del país una nueva crisis política.