El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó este martes que “no hay duda” de que el nazismo es un movimiento de izquierda, poco después de haber visitado el Museo del Holocausto en Jerusalén.
De regreso a su hotel, un periodista le preguntó al mandatario ultraderechista si estaba de acuerdo con la afirmación de que el nazismo fue un movimiento de izquierda, como sostiene su canciller Ernesto Araújo.
“No hay duda”, respondió Bolsonaro. “El Partido Socialista, ¿cómo es que es? De Alemania. Partido Nacional Socialista de Alemania”, agregó, recordando el nombre del partido de Adolf Hitler.
La prensa brasileña recordó que el Centro de la Memoria del Holocausto Yad Vashem de Jerusalén explica claramente en su página web que el nazismo fue parte del surgimiento de “grupos radicales de derecha” en Alemania.
El canciller brasileño, que acompaña a Bolsonaro en su visita a Israel, afirmó recientemente durante una entrevista con un canal de Youtube que “el fascismo y el nazismo son fenómenos de izquierda”.
“La izquierda se queda despavorida cada vez que resurge el debate sobre la posibilidad de clasificar el nazismo como un movimiento de izquierda”, afirmó el domingo en su blog Metapolitica17.
En este espacio, el canciller ya ha propagado controvertidas teorías sobre “el marxismo cultural” que “influenció el dogma científico del calentamiento climático” o sostenido que “el objetivo último de la globalización es romper los lazos entre Dios y el hombre”.
Bolsonaro concluyó este martes una visita de tres días a Israel durante la que marcó un precedente diplomático, al convertirse el lunes en el primer mandatario extranjero en visitar el Muro de los Lamentos junto a un primer ministro israelí.
Ex capitán del Ejército, el presidente brasileño es señalado como un negacionista por elogiar el régimen militar que se estableció en Brasil de 1964 a 1985, al que rehúsa calificar de dictadura.
El domingo, varios miles de brasileños protestaron contra una decisión del mandatario que estimuló conmemoraciones del golpe militar de 1964 entre las tropas.
¿Qué dicen los historiadores?
Según lo explicó anteriormente el medio alemán Deutsche Welle, en círculos de derecha en Brasil -muchos de ellos a favor del candidato Bolsonaro- ha sido común en los últimos años tratar de clasificar al nazismo como un “movimiento de izquierda”. El principal argumento para defender esa tesis tiene en cuenta la presencia del término “socialista” en el nombre del partido.
“Si esa es la lógica, entonces ellos también tienen que afirmar que la República Democrática de Corea del Norte es una democracia y que lo mismo vale para la República Democrática Alemana (la antigua Alemania Oriental comunista)”, afirma el politólogo alemán Kai Michael Kenkel, investigador del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), en Hamburgo.
Otro argumento utilizado por los propagadores de la idea del “nazismo de izquierda” también apunta al carácter antiliberal en la economía del Tercer Reich y las características estatistas de sectores del régimen. La comparación ignora que regímenes de derecha, como la dictadura militar brasileña (1964-1985) o el antiguo gobierno franquista de España, también eran estatistas, antiliberales y favorecían una especie de capitalismo al servicio de los intereses nacionales, así como el nazismo.
“Nunca había visto en Alemania una discusión sobre si el nazismo es de izquierda”, afirma Kenkel. “Es muy simple: se trata de la extrema derecha, y listo. Esa discusión sobre si el nazismo es de izquierda o de derecha parece existir solo en Brasil. Si usted le pregunta a un neonazi en Alemania si es de izquierda, se llevará una bofetada”, continúa. “Esa falsa polémica demuestra que la enseñanza de la historia ha fallado profundamente en Brasil”.
Hitler no fue socialista
En Alemania, la disputa sobre si el nazismo es una ideología que puede ser calificada como de derecha o de izquierda es prácticamente inexistente entre historiadores renombrados. Los libros de autores serios sobre el Tercer Reich y Adolf Hitler ubican el origen del movimiento nazi entre las tendencias racistas y nacionalistas de ciertos sectores de la sociedad alemana y las acciones de los “Freikorps”, los grupos de paramilitares de derecha que se extendieron por Alemania tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, y que combatían a grupos de izquierda, especialmente a los comunistas y a los socialdemócratas.
Ciertos historiadores se refieren a algunas características socialistas del régimen nazi para conquistar a la clase obrera, pero subrayan que ellas eran solo un mecanismo para garantizar la adhesión al verdadero ideal del nazismo: la lucha por la supremacía de la raza aria en el mundo. “Hitler nunca fue socialista”, subraya, por ejemplo, el gran historiador británico Ian Kershaw en su monumental biografía de Hitler.