Era el tercer embarazo de Raimunda Nonata Laurindo da Silveira. A sus 24 años, esta brasileña ya sabe que es dar un hijo en adopción, tener otro con ella y ahora ir a la cárcel luego que se descubriera todo.

En Camocin, estado de Ceará (noreste de Brasil) la joven ocultó hasta cerca de 9 meses su embarazo y casi al tiempo del alumbramiento, tomó una bebida abortiva que aceleró el proceso.

Cuando el parto ocurrió, se dirigió a las afueras del municipio, en una zona rural y enterró viva a la niña que dio a luz. Los animales silvestres de la zona mordieron el cuerpo de la recién nacida.

Lo anterior fue constatado por familiares de Raimunda, quienes encontraron los restos de la bebé. Poco tiempo después ésta estaba a disposición de la policía local para dar cuentas de su delito.

Según lo publicado por el periódico brasileño Extra, el hermano de la joven la vio regresar sangrando abundantemente y obtuvo indicios del lugar donde estaba enterrada su sobrina.

Diario Extra
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Por “miedo” a represalias

El crimen de Raimunda ha remecido a la sociedad brasileña. Millones cuestionan el actuar de una joven mujer contra una criatura indefensa.

En su defensa, ella declaró a las autoridades que obró producto del miedo hacia su familia. Dijo que temía represalias por haber quedado embarazada de nuevo.

En tanto, las autoridades forenses de la mencionada localidad ya trabajan para determinar, si la recién nacida murió asfixiada o producto de las mordidas que recibió de animales silvestres que encontraron su cuerpo enterrado.

En esa zona brasileña el aborto está permitido (vía orden judicial) cuando la mujer o niña ha sido violada, el feto presenta anencefalia y la vida de la madre está en riesgo.

Según medios locales, la zona donde ocurrió todo forma parte de una radiografía preocupante desde Brasil. Las jóvenes de escasos recursos crecen a merced de la desinformación de los programas de reproducción sexual y por ende, cargan con embarazos no deseados o abortos clandestinos.

En el noreste se reportaron en 2017, entre 16,3 y 20,4 abortos por cada 1.000 mujeres embarazadas, según el ministerio de salud local.

Diario Extra | Brasil
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