Donald Trump apostó fuerte ante la crisis en Venezuela, con una postura en las antípodas de su habitual rechazo al intervencionismo. Pero queda por ver hasta dónde llegará el presidente estadounidense para ganar la partida.
El mismo Trump que impulsa la retirada de tropas de Siria y Afganistán tardó apenas unos minutos en reconocer el miércoles al líder opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, quien como jefe de la Asamblea Nacional (parlamento) apeló a la Constitución para propiciar la salida del mandatario Nicolás Maduro.
Respaldado por la mayoría de las potencias latinoamericanas, Trump consideró “ilegítimo” a Maduro, a pesar de que sigue contando con el apoyo de la cúpula militar en su recién iniciado nuevo mandato de seis años.
¿Por qué Venezuela?
Para el asesor de seguridad nacional del presidente, John Bolton, la respuesta es clara. “Venezuela está en nuestro hemisferio”, dijo el jueves.
El gobierno estadounidense invoca también la Carta Democrática Interamericana firmada en 2001, que promueve la “democracia representativa” en el continente.
Pero según Stephen Pomper, del International Crisis Group, “por la forma en que la administración Trump se comporta en otros lugares del mundo, es difícil creer que su política sobre Venezuela esté motivada principalmente por la preocupación por los valores democráticos”.
Pomper dijo que el gobierno de Trump “no escoge a sus amigos basándose en si son autoritarios”, sino que “elige a qué autoritarios criticar en función de si son amigos o no”.
“Y claramente, Maduro no es considerado un amigo”, señaló, mencionando su “ideología” socialista, “sus vínculos con los principales rivales de Washington”, como Rusia y China, y “la desestabilizadora crisis humanitaria que ha provocado no lejos” de Estados Unidos.
La crisis de Venezuela le permite a Trump “resaltar los efectos del socialismo y la importancia del capitalismo”, dijo a AFP Mariano de Alba, un experto venezolano en asuntos internacionales basado en Washington.
“Estamos mirando a Venezuela. Es una situación muy triste. Fue el Estado más rico de toda esa región. Es una zona grande, hermosa y por mucho la más rica. Y ahora es uno de los lugares más pobres del mundo. Eso es a lo que te lleva el socialismo”, dijo Trump el jueves.
¿Qué más puede hacer Estados Unidos?
La decisión de reconocer a Guaidó logró un amplio consenso en Washington, aunque son los republicanos de Florida, liderados por el senador Marco Rubio, quienes más defendieron esa iniciativa para complacer a la importante comunidad venezolana, en la que hay muchos naturalizados estadounidenses.
“En lo que nos estamos enfocando ahora es en desconectar al régimen ilegítimo de Maduro de la fuente de sus ingresos”, dijo Bolton, explicando que la estrategia, “muy complicada”, busca que todo lo que facture Venezuela, el mayor productor de petróleo de América Latina, sea redirigido al gobierno de transición.
Moisés Rendón, analista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, subrayó que los activos de Venezuela “en países que reconocieron a Guaidó” deben pasar bajo el “control de la Asamblea Nacional”.
“Si Maduro y sus secuaces intentan (…) acceder a ciertas transacciones, eso constituiría una ilegalidad”, advirtió un alto funcionario del gobierno. “En cuanto a las sanciones”, agregó, “todavía tenemos un gran margen de maniobra”.
Tanto Rendón, como Geoff Ramsey, subdirector para Venezuela de WOLA, un grupo de investigación y defensa de los derechos humanos con sede en Washington, consideraron sin embargo una “mala idea” la posibilidad de un embargo petrolero.
Washington anunció el jueves 20 millones de dólares en ayuda humanitaria de emergencia para Venezuela, sumida en una aguda crisis económica, que enviará a través de la Asamblea Nacional liderada por la oposición, cuando sea “logísticamente viable”.
¿Cómo terminará todo?
“Reconocer a Guaidó como el presidente legítimo podría ayudar a intensificar la presión sobre Maduro y mantener el impulso de la oposición”, opinó Michael Shifter, presidente del centro de análisis Diálogo Interamericano, alertando sin embargo sobre el riesgo de que aumente la represión sobre los manifestantes.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, urgió el jueves a las fuerzas de seguridad venezolanas a “proteger” a Guaidó y a abstenerse de recurrir “a la violencia para reprimir la transición democrática pacífica”.
Trump volvió a dejar abierta la posibilidad de una intervención militar, reiterando que “todas las opciones están sobre la mesa”.
Pero Ramsey advirtió especialmente contra el “ruido de sables”, señalando que podría dividir a la nueva oposición.
La primera prueba será la expulsión de los diplomáticos estadounidenses ordenada por Maduro, que les ha dado hasta el sábado para abandonar el país. Pompeo ya ha comunicado que no tiene previsto obedecer.
Lo que hay que ver al final es quién tiene el poder en Venezuela, señaló De Alba. “Mientras el régimen de Maduro tenga el control del territorio y el apoyo de los militares, estará en ventaja”.
Pero reconocido que “el gobierno de Estados Unidos parece dispuesto a llevar las cosas a niveles nunca antes vistos”.