El pasado domingo se cumplieron 13 años del considerado “robo del siglo” ocurrido en la sucursal del Banco Rio de Acassuso, Buenos Aires. El 13 de enero de 2006, cinco personas lo ejecutaban y ponían a la policía, a la televisión local y a todo un país al límite. La transmisión duró 5 horas ininterrumpidas para tener una idea de lo ocurrido.
300 uniformados estaban fuera de la sucursal temiendo lo peor, ante la amenaza del grupo de disparar contra los rehenes. 23 personas estaban atrapadas en las instalaciones bancarias y los hechores tenían un objetivo claro: vaciar 147 cajas de seguridad en las que habían entre 15 y 25 millones de dólares. La información es cambiante según las notas que se realizan para recordar la fecha.
Lograron su cometido. Se llevaron el dinero y lo consiguieron bajo un esquema que tomó casi dos años en ser planificado. En ese tiempo, construyeron un túnel para sacar los millones en maletines, deslizándose por balsas que los llevaron a escapar con éxito, porque afuera habían francotiradores apostados en los techos, esperando órdenes.
Ningún miembro de la banda tenía pasado delictivo. Quien se hizo cargo de la negociación con la policía, no era el líder del grupo. Había estudiado teatro y lo describen como un tipo con facilidad de palabra, la suficiente para distraer a las autoridades en lo que el resto vaciaba la bóveda.
Se trata de Luis Mario Vitette Sellanes, el actor y distractor. Los demás, fueron identificados como Sebastián García Bolster, Rubén Alberto de la Torre, Julián Zalloechevarría y Fernando Araujo, este último era el líder de todos y los convenció uno a uno para dar el golpe. Nadie se imaginaba tal cosa. Se dedicaba a pintar cuadros, sin antecedentes penales que lo inspiraran para dejar un pasado delictivo.
Cuando abandonaron la escena sin hacerle daño a nadie, ya que portaban pistolas de juguete, dejaron un mensaje en el lugar donde se guardaba el dinero: “En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata y no amores”.
El delator del grupo
A más de una década de los acontecimientos, ninguno está en prisión. Medios como Infobae señalan en publicaciones anteriores, que todos viven una vida normal, hasta cierto punto, lejos del hampa que los lleva a ser “recordados” año con año en Argentina.
Luis Vitette Sellanes, uruguayo, vive en San Isidro, en su país, junto a su esposa y a su pequeño hijo de 3 años. Tiene una joyería y da trabajo a 4 señoras. Fue el primero en reconocer a medios como Río Negro, que se gastó 5 millones del botín.
Sebastián García Bolster arregla vehículos acuáticos en Avellaneda, Rubén Alberto de la Torre, hasta el año pasado, escribía al parecer un libro con las memorias del atraco, Julián Zalloechevarría estudia la carrera de Derecho y Fernando Araujo también escribe escenas para una película y una serie.
La delatora fue la exesposa de Alberto de la Torre. Se vengó así, cuando se enteró que este se fugaría con parte de lo robado, en compañía de una mujer más joven.
La policía argentina dio con los 5 y fueron llevados a juicio, pero no pasaron ni seis años en prisión, ya que en el proceso en contra se valoró a su favor, que no hubiesen utilizado armas verdaderas y que no lastimaran a los rehenes. Desde un inicio su plan fue ir por el dinero y no contra ninguna persona.
El periódico español El País, cuenta en una breve reseña los detalles. “Lo subestimé. Era un gran orador, pero como vestía ropa sucia, tenía barba crecida y fumaba marihuana, parecía un bohemio fantasioso, no un hombre que quiere cometer un gran asalto”. Así se refiere de la Torre a Araujo, cuando lo convenció de ir por el dinero, vistiendo de médico y siendo el primero en gritar “este es un asalto”.
Araujo, por su parte, todavía se sorprende por el alcance de sus acciones: “A veces me pregunto cómo puede ser que una persona como yo, con estudios universitarios, fruto de una buena familia, de clase media alta, se haya dedicado a transitar por el lado marginal”.
Sin duda, la historia llamó la atención más de la cuenta al público español. Desde su país y para el resto del mundo, llegó la producción de Netflix “La Casa de Papel”, que a simple vista tiene similitudes con el robo del siglo en Argentina.
La diferencia es que la serie surgió a más de una década del episodio real en el territorio suramericano. Esa realidad, superando a la ficción, nos dice que no siempre se trata de un símil “holliwoodesco”. De vez en cuando, hay planes que se anticipan a un guión.