Es un drama que terminó con la vida de un hombre, pero también dejó a un niño devastado ante las consecuencias de un acto que consideró en legítima defensa de la mujer que lo trajo al mundo.
El pasado domingo, cuando todos esperaban el partido de la final de la Copa Libertadores entre Boca y River, un asado terminó de la peor forma en la vivienda ubicada en Agustoni, provincia de La Pampa. Ahí, el albañil Sergio Juarez, fue apuñalado por su hijo de tan solo 10 años. Golpeaba a su madre, por enésima vez, según los testimonios que llegaron con las horas.
Juarez, quien perdió sus dos piernas en un terrible accidente durante su niñez, no usaba sus prótesis cuando abusaba por última vez de su esposa. Eso facilitó que el niño quedara a su misma altura al momento de enterrarle el cuchillo.
El suceso sorprendió a los vecinos, sobre todo a uno de ellos, quien vio como el hombre de 34 años salió arrastrándose de su vivienda, pidiendo auxilio. Sangraba por la boca. Lo subió a su auto y lo trasladó a un hospital cercano en la ciudad, pero a los pocos minutos murió.
“Yo vi cómo salió sin sus piernas, (prótesis) con el cuchillo clavado”. La esposa, quien minutos antes había sido golpeada por Juarez, lo acompañaba camino al centro médico, según relató el mismo vecino a Infobae. “Ella iba con él y le decía ‘ya vamos a llegar, papi, quedate tranquilo’. Mientras tanto, la sangre le salía por la boca, su cabeza estaba por fuera de la ventanilla y ella lloraba”.
Un historial de abusos físicos
Pocos minutos después de apuñalar a su padre, quien era llevado al hospital, el niño corría para escapar de la realidad que de pronto lo envolvía. Su hermano de 15 años logró detenerlo y poco tiempo después era retenido por las autoridades para ser interrogado acerca de los hechos.
El cansancio de ver los constantes abusos contra su madre, lo puso en una situación jurídica a solo una década de su nacimiento. Algunos de los vecinos han entregado información a las autoridades para unir el rompecabezas y entender la tragedia.
“Yo no los conocía mucho, pero cada vez que los veía estaban agarrados de la mano y abrazados, parecía que se querían, aunque sí sé que la fajaba todo el tiempo. Eso siempre pasa. Yo trabajo todo el día y mucho más no los conozco. Pero más allá de eso no daba pie para pensar que esto podía pasar”, declaró la vecina más próxima a la casa de los Juarez.
Otros habitantes de una zona donde se reportan problemas con narcos reclutando niños para delinquir, fueron más allá y confirmaron el historial de violencia intrafamiliar. “Se trataba de una familia educada, aunque todos sabíamos que el tipo le pegaba”, relató otra de las vecinas.
Sin embargo, el testimonio más cercano a los hechos, vino de una amiga de la esposa agredida. Pidió no ser identificada, pero contó a los medios argentinos lo que pasaba en ese hogar.
“Él le pegaba todo el tiempo. Ella lo denunció varias veces pero eso no servía de nada. El maltrato era constante y el chiquito veía eso todos los días. Quién sabe lo que tuvo que haberle pasado por su cabeza para matarlo. Todo el tiempo lo veíamos con el cuchillo en la mano al nene por miedo, como que se estaba alistando para atacarlo en cualquier momento”, algo que confirma el calvario vivido no solo por la mujer, sino también por sus hijos.
Una vida que no era tan ejemplar
Sergio Juarez perdió sus piernas en un accidente ferroviario, cuando tenía 8 años. Un video en Facebook publicado hace dos meses, lo describe como un albañil trabajador, quien pese a no tener sus extremidades inferiores, tenía ansias de superarse día a día. “Tiene una discapacidad móvil, pero no lo afecta en nada”, decía su amigo Sergio O.
La historia de superación se hizo viral en otras plataformas como Youtube y WhatsApp, pero la amiga de su esposa, tiene una versión diferente.
“Es todo mentira. Él no trabajaba y le pegaba. No hacía nada. Cada tanto trabajaba en una obra, pero se la pasaba con su hermano drogado. Vivía de eso y muchos decían que hasta era transa. Nadie se iba a imaginar esto”, alegó al recordar el contenido viralizado sobre el asesinado hombre.
La mujer agregó que ellos seguían juntos, porque tanto su amiga como los dos hijos de ambos le tenían miedo. Ahora eso quedó en el pasado, pero el miedo a las consecuencias legales y psicológicas para el pequeño de 10 años, se instalaron reemplazando el temor al hombre que golpeaba a una madre.
Ella lo denunció en varias ocasiones, pero terminaba perdonándolo. Todo es ya del conocimiento de la policía argentina, pero la causa contra el menor ya se instala en la Fiscalía de Menores de Agustoni.