Este miércoles la justicia peruana envió a prisión preventiva a la poderosa líder opositora Keiko Fujimori, quien es acusada de recibir aportes ilegales de la empresa brasileña Odebrecht.
El juez Richard Concepción Carhuancho impuso prisión preventiva por 36 meses a la primogénita del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), cuyo partido controla el Congreso pero ahora enfrenta una crisis interna que puede derivar en quiebre.
“La única medida necesaria en su caso es indudablemente la prisión preventiva”, pues ella ha interferido en los poderes del Estado, como el Congreso, y ha intentado obstruir la justicia, argumentó el magistrado.
Esta situación provocó una serie de reacciones en Perú. Mark Vito Villanella, esposo de Fujimori, señaló que “esto ha sido un linchamiento público”.
En tanto su abogada, Giuliana Loza explicó que se presentó de inmediato una apelación verbal. “Vamos a sustentar por escrito la próxima semana”, indicó.
La orden de prisión preventiva fue pedida por el fiscal José Domingo Pérez, quien la acusa de recibir 1,2 millones de dólares aportados en forma ilegal por la cuestionada constructora brasileña para su campaña de 2011. Tras salir victorioso del tribunal, llamó a los líderes políticos peruanos a reflexionar “sobre la continuidad de Pedro Chávarry”, su máximo jefe, como fiscal general de Perú.
Chávarry, quien está salpicado por un escándalo de corrupción en el poder judicial y logró salvarse de ser destituido por el Congreso gracias al partido de Keiko, respondió por Twitter que “el fiscal Pérez tiene un interés político coordinado con el gobierno”.
En tanto Miguel Torres, coordinador de Fuerza Popular, dijo a la prensa que “Keiko es la primera presa política en el Perú”.
“No podemos interferir en una decisión judicial”, señaló a la prensa la vicepresidenta peruana Mercedes Aráoz, mientras una veintena de personas se manifestaba en favor de Keiko cerca del Palacio de Justicia.
Keiko, quien arriesga hasta 20 años de prisión en el juicio que ahora debe enfrentar, manejaba autocráticamente al partido y dirigía desde las sombras al Congreso, según revelaron los chats grupales de los líderes fujimoristas, filtrados por la prensa.