Jair Bolsonaro se convirtió este domingo en el nuevo presidente electo de Brasil, tas derrotar en el balotaje al izquierdista Fernando Haddad, y luego de una polarizada campaña electoral.
Quienes apoyaron a Bolsonaro sostuvieron tres argumentos para votar por él: la seguridad, su rechazo al Partido de los Trabajadores y su plan económico. Este último le valió el favor de los mercados y el respaldo –implícito– de los empresarios.
Su propuesta, algo vaga según los economistas entrevistados por BioBioChile.cl, apunta hacia una mayor liberalización de la economías, la privatización de empresas públicas, una disminución del Estado en la economía y la ansiada o necesaria reforma previsional que requiere Brasil
A pesar de estos anuncios, existen algunas reticencias en torno a las medidas de Bolsonaro. De partida ha sido ambiguo sobre la privatización y su historial militar genera dudas, pues durante la dictadura –que tanto ha defendido– el Estado tuvo un rol predominante en la economía.
Un ‘Chicago boy’ y la conexión chilena
Bolsonaro ha declarado públicamente no entender nada sobre economía, pero en su campaña dejó claro que un hombre manejará todo: el liberal y ‘chicago boy’ Paulo Guedes, a quien los medios de comunicación le dan el papel de superministro en el gobierno de ultraderecha.
Guedes debería tener bajo su mando las carteras de Hacienda, Planificación, Industria y Comercio, además de la secretaría de inversiones públicas. Su credo: privatizar para reducir la deuda pública (75% del PIB).
“Oriundo de un mercado financiero, Guedes debe ampliar la desregulación de la economía y la apertura comercial. La reforma al sistema de previsión, poco consistente, puede encontrar obstáculos en el parlamento”, explica Ricardo Musse, analista y sociólogo de la Universidad de Sao Paulo.
La figura de Guedes ha sido controvertida, debido a su formación en los años 70’ y 80’ en la Universidad de Chicago, coincidiendo con economistas cercanos a la dictadura de Augusto Pinochet, como el padre de las AFP, José Piñera.
En la misma dictadura incluso trabajó por seis meses en la Universidad de Chile.
“No me siento ni un poco culpable o responsable por ser un buen economista. Es lo mismo que usted sea dueño de un Starbucks y entre un dictador a tomar café. Yo era profesor en Brasil y mi producción era muy superior a lo que podían dar las universidades aquí (…) No es que fuera a Chile a la dictadura, sólo recibí una invitación de la Universidad de Chile y me quedé seis meses”, sostuvo el economista en una entrevista a diario El País de España en agosto pasado.
Guedes ha sido clave para que los mercados dieran su apoyo a Bolsonaro, tras el gran resultado obtenido en primera vuelta por el candidato de ultraderecha, la Bolsa de Sao Paulo se disparó, alentadas por las reformas liberales que promete la dupla.
Reforma de pensiones
La reforma al sistema de pensiones es clave para los mercados y el apoyo que han entregado a Bolsonaro, quien propone el desarrollo de un sistema de capitalización individual que funcione de forma paralela al de reparto que actualmente existe en Brasil.
Guedes también es partidario de una transición del actual sistema de jubilaciones hacia un régimen de capitalización o cotizaciones individuales. Básicamente busca llevar el modelo implementado en Chile (las AFP) a Brasil.
Pero el actual sistema de pensiones no sólo está en crisis por quién administra los fondos, sino también porque entrega beneficios prácticamente únicos en el mundo. Las personas pueden jubilar a los 55 años (hombres) o 52 años (mujeres) y con el 70% de su salario (oficialmente no hay edad mínima para pensionarse), además también tiene un espíritu individualista, porque entre más trabaje el ciudadano, su pensión será mayor.
Hasta el momento, las pensiones significan el 13% del PIB de Brasil y seguirá aumentando si no hay una reforma, pese a que la población brasileña es joven en comparación a otras naciones de occidente, consignó un reportaje del New York Times.
El economista brasileño Rogério Nagamine, máster en economía y experto en políticas previsionales del Instituto de Investigación de Economía Aplicada de Brasil , explica que el sistema actual se ha vuelto insostenible.
“El gasto en pensiones en Brasil ya llegó al nivel del 13% del PIB y ha crecido, en las últimas tres décadas, en el caso del régimen general, al ritmo del 0,2% del PIB de aumento medio anual. En términos reales, el gasto del régimen general aumentó un 6,5% real (por encima de la inflación) por año de 1995 a 2017. Con el envejecimiento poblacional, el incremento del gasto, que ya viene a ritmo insostenible a medio y largo plazo, tiende a crecer de forma explosiva en las próximas décadas”, expresa el experto.
Nagamine también apunta a deficiencias estructurales del modelo de pensiones brasileño, que carece de herramientas para incentivar la distribución de la riqueza y que permite jubilar a personas con plena capacidad para seguir trabajando.
“Aunque sea la principal transferencia de renta, el sistema de pensiones en Brasil prácticamente no colabora, en el agregado, para mejorar la pésima distribución de renta del país. Brasil todavía tiene una jubilación por tiempo de contribución, sin edad mínima, que generó jubilaciones con edad promedio de 55 años para hombres y 52 años para mujeres en el año 2017. Se pagan jubilaciones para personas con plena capacidad laboral, que muchas veces continúan trabajando y, en muchos casos, poseen altos ingresos de trabajo para los estándares brasileños”, agrega.
¿Habrá menos Estado
Aunque en un principio Bolsonaro anunció una privatización masiva de empresas estatales, en las últimas semanas ha moderado su discurso al respecto, considerando la fuerte presencia de militares que se presupone habrá en su gobierno y ha dicho que las áreas estratégicas quedarán fuera del proceso de privatización.
“La experiencia histórica brasileña revela que en los periodos en que los militares comandaron la estrategia económica el intervencionismo estatal creció. El nacionalista ligado a los militares se terminó en traducir en la economía en estatización de sectores considerados estratégicos. El ideal de seguridad nacional gana importancia. Por tanto, revela un conflicto o incerteza. ¿Cuál sector predominará? La historia económica brasileña muestra que el papel del Estado fue importante en el desenvolvimiento de la economía nacional”, explica Ricardo Eleuterio Rocha, analista económico y miembro del Consejo regional de economía del estado de Ceará.
La presencia de militares en el eventual gobierno de Bolsonaro genera dudas en economistas brasileños, además de una compleja composición del poder legislativo. En el Congreso hay representados 25 partidos y en el Senado 21, lo que obligará a duras negociaciones y – por tanto – a concesiones.
“No hay garantía que necesariamente el liberalismo sea ejecutado sin restricciones, pues los militares en Brasil y el período de la dictadura militar fue un periodo caracterizado por una fuerte intervención del estado en la economía. Hay un anuncio de deseo de privatizaciones pero, aparentemente, el límite de las privatizaciones es mucho más restricto para Bolsonaro de lo que es para su principal economista. Aparentemente, no hay garantía de total convergencia entre el principal asesor económico y Bolsonaro, razón por la cual resulta difícil predecir hasta dónde se llevaría las privatizaciones, aunque ellas deben ocurrir en algún grado”, afirma Nagamine.
El primer desencuentro entre Bolsonaro y Guedes ocurrió en medio de la campaña para la segunda vuelta, cuando el candidato aclaró que solo permitirá privatizar actividades periféricas de Petrobras o de Eletrobras, además descartó la participación de grupos extranjeros en la generación de energía y puso reparos a que China siga “comprando Brasil”.
Pese a que el plan económico de Bolsonaro es poco claro y vago, sin dudas será un giro para la política históricamente estatista de Brasil, abarcando desde el periodo de Getulio Vargas, la dictadura militar, los primeros años de democracias, los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso y los del PT.