El ultraderechista Jair Bolsonaro se convirtió en el nuevo presidente electo de Brasil, tras obtener el 55,54% de los votos, superando al izquierdista Fernando Haddad del Partido de los Trabajadores, que alcanzó el 44,46% de los sufragios.
Bolsonaro deberá asumir la Presidencia de Brasil el próximo 1 de enero, sucediendo en el cargo a Michel Temer, quien ha sido el mandatario más impopular desde el retorno de la democracia.
Una multitud se había reunido desde varias horas antes de los anuncios frente a la casa del excapitán del Ejército para festejar una victoria ampliamente prevista por los sondeos.
A menudo apodado “el Donald Trump brasileño”, este defensor de la familia tradicional, de Dios y del porte de armas impulsó su campaña por redes sociales, con un discurso antisistema en un país en profunda crisis política, económica y de seguridad.
Bolsonaro, un exparacaidista de 63 años, logró capitalizar la decepción y la rabia de una población golpeada por años de recesión y estancamiento y hastiada de los escándalos de corrupción.
Nostálgico declarado del régimen militar (1964-1985), llegó a afirmar hace dos años que “el error de la dictadura fue torturar y no matar”.
Tras el anuncio de la victoria de Bolsonaro, sus seguidores iniciaron una celebración que incluyó el uso de fuegos artificiales, batucadas y cánticos contra el PT, que terminarían en enfrentamientos con la policía militar.
Bolsonaro deberá tratar con un Congreso con partidos debilitados por los escándalos pero dominado por los lobbies conservadores del agronegocio, las iglesias evangélicas y los defensores del porte de armas, que fueron claves en su victoria.