A pocos días de la segunda vuelta electoral, el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro, con un pie en el Palacio del Planalto según encuestas, volvió a encender su retórica “agresiva” al advertir que los “marginales rojos serán prohibidos” en Brasil.
Las declaraciones generaron preocupación, en una campaña plagada de amenazas y de violencia en la que se registraron episodios de racismo y homofobia, con agresiones físicas e incluso con una tentativa de asesinato -la suya- y un asesinato atribuido a discrepancias políticas.
Prohibir a los ‘marginales rojos’
“Perdieron ayer, perdieron en 2016 y van a perder la semana que viene de nuevo. Sólo que ahora la limpieza será mucho más amplia. Esa banda, si quiere quedarse aquí, va a tener que someterse a la ley de todos. O salen fuera o van a la cárcel. Esos marginales rojos serán prohibidos en nuestra patria” (01:15), vociferó el domingo Bolsonaro hablando por teléfono desde el patio de una casa, según muestra un video que publicó en YouTube.
Sus palabras eran transmitidas en vivo ante una masiva manifestación de apoyo en la principal avenida de Sao Paulo.
Desde que fue apuñalado durante un acto de campaña en el interior de Minas Gerais (sudeste), el 6 de setiembre, y su posterior recuperación que incluyó dos cirugías, Bolsonaro se comunica con sus seguidores a través de las redes sociales, raramente asiste a conferencias de prensa y anuló su participación en todos los debates, a los que ya era retincente.
“Esta patria es nuestra, no es de esa banda que tiene una bandera roja y la cabeza lavada”, añadió.
“Lo que me preocupa es el uso del término ‘rojos’. ¿Quiénes son los rojos? ¿Las personas que discrepan con él? ¿Todas las personas de izquierda, las personas progresistas? Es un discurso de incitación al odio de toda una corriente política”, dijo a la Agence France-Presse, Mauricio Santoro, analista de la Universidad Estatal de Rio de Janeiro (UERJ).
Bolsonaro normalmente usa un tono agresivo al referirse a sus adversarios, pero desde que se registraron episodios de violencia había moderado ligeramente su discurso.
“Lamento (los episodios), pido que las personas no practiquen eso, pero no tengo control”, había afirmado al ser cuestionado por los ataques. Y en una reciente transmisión en vivo por Facebook afirmó que gobernaría “para todos”, independientemente de su religión. “Gobernaremos para todo el mundo, para los gays inclusive”, afirmó.
¿Por qué retomar la retórica incendiaria en la recta final, con la victoria casi asegurada?.
“Lo que explica ese tono agresivo es exactamente esa ventaja grande que tiene ahora (…) Quiere usar esa popularidad para impulsar una agenda política muy extrema contra la izquierda. (Bolsonaro) viene siendo ridiculizado por la izquierda hace treinta años y ahora tiene el poder de contragolpe”, sostiene Santoro.
A Lula: ‘te pudrirás en la cárcel’
Su máximo adversario, el presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), encarcelado desde abril en Curitiba (sur) para cumplir una pena de 12 años de prisión por corrupción, también fue blanco de su discurso inflamado.
“Lula da Silva, si usted está esperando que [el candidato del Partido de los Trabajadores, Fernando] Haddad sea presidente para darle el indulto, voy a decirle algo: ¡usted va a pudrirse en la cárcel!”, afirmó.
También reiteró su discurso contra la corrupción y que habrá unas Fuerzas Armadas “altivas”, que “colaborarán con el futuro de Brasil”. Y afirmó que los militantes del PT -la “petralhada”, en su lenguaje despectivo- “verán una Policía Civil y Militar con respaldo jurídico para hacer valer la ley en sus lomos”.
El politólogo André César, de la consultora Hold, considera que exabruptos como este forman parte del “paquete Bolsonaro” habitual y tienen un poder muy limitado de cambiar la perspectiva de cara al domingo.
“Lo que está pasando no cambia nada. Las posiciones están cristalizadas, de un lado y del otro. No hay ningún elemento, ni siquiera algo muy grave que pueda surgir a lo largo de los próximos días que pueda alterar el resultado que está dado”, analiza.
Las últimas encuestas dan 59% de intenciones de voto a Bolsonaro y 41% a Haddad.