El candidato de izquierda Fernando Haddad acusó este jueves al ultraderechista Jair Bolsonaro, favorito para el balotaje del 28 de octubre, de estar detrás un “complot con dinero sucio” para ganar la presidencia de Brasil, mediante el bombardeo masivo de noticias falsas por WhatsApp.
La Fiscalía del sistema electoral abrió una investigación, tras las denuncias del candidato del Partido de los Trabajadores (PT).
Brasil entró así en el radar de las tramas políticas tejidas con la ayuda de redes sociales, como ocurrió con las presidenciales en Estados Unidos, el referéndum de salida del Reino Unido de la Unión Europea o con el plebiscito sobre el acuerdo de paz en Colombia.
Haddad prendió las alarmas tras las revelaciones del diario Folha de S.Paulo sobre empresas que compraron servicios para propagar mensajes en masa a favor del ultraderechista Bolsonaro, antes de que éste se impusiera en la primera vuelta del 7 de octubre.
“Calculamos que hubo centenas de miles de mensajes encaminados a los electores, todos falsos, para orientar el voto en dirección de mi adversario”, dijo Haddad en una conferencia de prensa en Sao Paulo.
Una campaña similar estaría en marcha para la semana previa a la segunda vuelta, según el informe.
“En cualquier lugar del mundo esto sería un escándalo de proporciones mayúsculas, que podría llevar a una impugnación de candidatura”, enfatizó el aspirante del PT.
En Brasil están prohibidos los aportes empresariales a las campañas y lo denunciado por el periódico podría suponer un delito.
A raíz de ello, el PT pidió investigar la campaña de Bolsonaro por supuesto “abuso de poder económico y uso indebido de medios de comunicación digital”.
Además, Haddad anticipó que presentará el caso ante la OEA, sugiriendo la posible anulación de la candidatura del excapitán del Ejército.
“Profunda desesperación”
El Partido Social Liberal (PSL) de Bolsonaro negó las acusaciones.
Son “risibles los argumentos de Haddad, es una señal clara de profunda desesperación”, declaró Gustavo Bebbiano, presidente del PSL.
Bolsonaro reaccionó en Twitter: “El PT no está siendo perjudicado por fake news, sino por la VERDAD”.
Y acusó a ese partido de haber hecho siempre “política comprando conciencias”, en alusión a los casos de corrupción que tienen en la cárcel a varios de sus dirigentes, incluido a su líder histórico, el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
Las redes sociales han tenido un papel clave en el ascenso político de Bolsonaro, quien cuenta con poco más de 14 millones de seguidores en Facebook, Twitter e Instagram. Su contrincante suma 2,8 millones.
Con 120 millones de usuarios, WhatsApp es una mensajería muy popular en Brasil. El 90% de los usuarios de Internet en el país utilizan este sistema de comunicación, según Sergio Amadeu, de la consultoría Comité Gestor de Internet en Brasil.
“Esta fue una campaña de desinformación muy parecida pero más sofisticada que la de Estados Unidos [en la elección de Donald trump en 2016], porque (…) en un momento de crisis, apeló al odio”, expresó a la AFP.
Por su parte, WhatsApp anunció que abrirá una investigación.
“Dinero sucio”
Haddad aseguró que había detectado “una campaña de calumnias” en WhatsApp, apoyada con “dinero sucio”, pero que ahora tiene información de que se trata de algo de grandes proporciones.
“El número de empresarios involucrados en este complot es muy grande. Tenemos información de que 156 empresarios están implicados”, afirmó.
Según la investigación de Folha, varias compañías financiaron el bombardeo de mensajes por WhatsApp a través de la contratación de paquetes de servicios que llegaron a costar hasta 12 millones de reales (3,25 millones de dólares) cada uno.
Sin el apoyo de un partido fuerte, Bolsonaro se impuso en la primera vuelta con el 46% de los votos frente al 29% de Haddad y es ampliamente favorito para la segunda, con 59% de los apoyos frente a 41% para Haddad, según sondeos coincidentes de Ibope y Datafolha.
El índice de rechazo del izquierdista supera al de Bolsonaro, reconocido por sus declaraciones misóginas, homófobas y racistas y su justificación de la dictadura militar (1964-85).
Bolsonaro descartó su participación en debates televisivos con Haddad.
El ultraderechista sigue recuperándose de la puñalada que recibió a principios de septiembre en un mitin y no tiene por qué “someterse a una situación de alto estrés sin ningún motivo”, según el presidente de su partido.
“En un juego de poder, la izquierda hará todo para dejarme fuera de combate. No acuso a la izquierda de haber planeado asesinarme, pero no olvidemos que el señor Adélio [Bispo de Oliveira] fue hasta 2014 un afiliado del PSOL”, un partido de izquierda, dijo Bolsonaro en un video difundido por la noche.
La investigación policial concluyó que el agresor había actuado de forma premeditada y por motivación política, pero en solitario.